Dos breves parábolas, leídas en el Evangelio de este domingo 1 de septiembre (cf. Lc 14, 1.7-14), le han servido a Francisco para glosar sendas “actitudes fundamentales para nuestra vida: la humildad y la generosidad desinteresada”. Ha sido antes del antes del rezo del ángelus, al que el Papa ha comparecido con retraso tras quedar atrapado en el ascensor durante 25 minutos. “Me sacaron de allí los bomberos. Un aplauso para los bomberos”, ha pedido con naturalidad.
Aprovechando el episodio en el que Jesús participa en un banquete en casa de un líder de los fariseos donde los invitados se disputan los primeros lugares, Francisco ha reflexionado sobre “una actitud bastante extendida, incluso en nuestros días” no solo en un banquete: buscar el primer lugar para “afirmar una presunta superioridad sobre los demás”. Una actitud que, en su opinión, “arruina la fraternidad”.
En la primera parábola, dirigida al invitado a un banquete, insta a “no ponerse en primer lugar”. Más bien, al contrario, “Jesús nos enseña a tener una actitud opuesta”, ha dicho Bergoglio, a “no buscar la atención y la consideración de los demás por nuestra propia iniciativa, sino dejar que otros sean quienes nos lo den”. “Jesús -ha reiterado- siempre nos muestra el camino de la humildad, porque es el más auténtico, lo que también nos permite tener relaciones auténticas”.
En la segunda parábola, Jesús se se dirige al que invita a la fiesta, concretamente, a su forma de seleccionar a los invitados, y vuelve a aplicar la “lógica de Dios”. “El intercambio humano, de hecho, generalmente distorsiona las relaciones, introduciendo el interés personal en una relación que debería ser generosa y libre”, ha comentado el Papa. En cambio, “Jesús nos invita a la generosidad desinteresada, para abrir el camino a una alegría mucho mayor: la de ser parte del propio amor de Dios”.
Y Francisco ha resumido así la enseñanza del Evangelio dominical: “Jesús construye un puente entre la mesa terrenal y la mesa celestial… La elección de ocupar el último lugar expresa la conciencia de cuánto hemos sido amados sin nuestro mérito, por pura gracia”. Que la Virgen María nos ayude a reconocernos como somos, es decir, pequeños; y regocijarnos en dar sin retorno”, ha concluido ante los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, antes de recordar que hoy es la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, “una oración ecuménica que anima la conciencia y el compromiso de proteger nuestro hogar común, a partir de un estilo de vida personal y familiar más sostenible”.
Tras los saludos habituales, el Papa ha anunciado la celebración de un consistorio el próximo 5 de octubre para la creación de trece nuevos cardenales, diez electores -entre ellos los españoles Miguel Ángel Ayuso y Cristóbal López- y tres no electores.