El Vaticano ha apartado del sacerdocio a Tomàs Pons (91 años), ex párroco de Vilobí d’Onyar (Girona), acusado de abusos a menores. El cura no podrá ejercer su ministerio, mantener relación alguna con menores, ni visitar las poblaciones donde ha ejercido. Según las medidas anunciadas hoy por el propio obispado, el obispo Francesc Pardo determinará su lugar de residencia.
El pasado 7 de agosto, la Congregación resolvió imponer al sacerdote “la prohibición total del ejercicio público del ministerio, de administrar el sacramento de la penitencia, de mantener cualquier tipo de contacto con menores, y de visitar las poblaciones donde ha ejercido su ministerio”.
En un comunicado, la diócesis ha recordado las medidas ya adoptadas hace meses. El pasado 4 de febrero, la comisión diocesana empezó a trabajar en la investigación sobre los presuntos abusos que habría cometido durante tres décadas. Tras finalizar la investigación, el obispo trasladó el caso a la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la vez que presentó copia a la Fiscalía de Girona, que “respondió archivando las diligencias por prescripción”.
Vida de penitencia y oración
La Santa Sede le impone ahora “una vida de penitencia y oración” y le obliga a “pedir perdón a las víctimas”, tras dar verosimilitud a la quincena de testimonios aportados.
El obispo de Girona ha comunicado “personalmente al capellán estas medidas y ha dispuesto que se haga un seguimiento de su ejecución y cumplimiento”, además de informar a las víctimas. El Obispado ha renovado su “condena de cualquier tipo de abuso, en línea con el pensamiento y la praxis del papa Francisco”, como recoge el comunicado.
