Francisco anima a la Iglesia de Mozambique a mirar al futuro: “En el lamento por el pasado, nos vamos petrificando”

francisco maputo

Unas horas después de reunirse con los jóvenes de Mozambique en un encuentro interreligioso que ha servido como aliciente para construir en el país una cultura de la reconciliación, el siguiente paso del papa Francisco en su viaje pastoral por África ha sido acudir a la Basílica de la Inmaculada Concepción de Maputo, donde ha sido recibido por los obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosos y catequistas del país. Una ocasión que el Santo Padre ha aprovechado para reflexionar acerca de las “fuerzas” que son necesarias para renovar, cada día, el “sí” respondido a la llamada vocacional.

Por ese motivo, y después de haber escuchado el testimonio de una religiosa y un catequista, Francisco ha subrayado que, “nos guste o no, estamos llamados a enfrentar la realidad tal como es”. Y es que “los tiempos cambian y debemos reconocer que a menudo no sabemos cómo insertarnos en los nuevos escenarios”. Por eso, ha exhortado a los presentes a dejar de “soñar con las cebollas de Egipto (cf. Nm 11,5), olvidando que la Tierra Prometida está adelante y no atrás”. “En ese lamento por los tiempos pasados, nos vamos petrificando”, ha advertido, recalcando que, “en lugar de profesar una Buena Nueva, lo que anunciamos es algo gris que no atrae ni enciende el corazón de nadie”.

“Vosotros preguntabais qué hacer con la crisis de identidad sacerdotal, cómo luchar contra ella”, ha continuado el Papa, y ha señalado que sus siguientes palabras serían válidas tanto para sacerdotes como para obispos, catequistas, consagrados, seminaristas, todos ellos llamados a “cultivar y desarrollar” su vocación.

Discípulos misioneros

Frente a la crisis de identidad sacerdotal, Francisco ha apuntado que es necesario “salir de los lugares importantes, solemnes”, para volver a donde “fuimos llamados, donde era evidente que la iniciativa y el poder eran de Dios”, ya que, “a veces sin querer, sin culpa moral, nos habituamos a identificar nuestro quehacer cotidiano como sacerdotes con ciertos ritos, con reuniones y coloquios donde el lugar que ocupamos en la reunión, en la mesa o en el aula es de jerarquía”. De esta manera, “volver a Nazaret” puede ser el camino para afrontar la crisis de identidad, “para renovarnos como pastores, discípulos y misioneros”.

Así, el Papa ha animado a Mozambique a convertirse en la “Iglesia de la Visitación”, haciendo referencia al pasaje de los evangelios en el que María visita a su prima Isabel, donde “las dudas y la necesidad de explicaciones de Zacarías desentonan con el ‘sí’ de María, que sólo requiere saber cómo se va a dar todo lo que le suceda”. “Es agotador vivir el vínculo con Dios como Zacarías, como un doctor de la ley: siempre cumpliendo, siempre creyendo que la paga es proporcional al esfuerzo que haga, que es mérito mío si Dios me bendice, que la Iglesia tiene el deber de reconocer mis virtudes y esfuerzos”, ha aseverado.

“Renovar el llamado muchas veces pasa por revisar si nuestros cansancios y afanes tienen que ver con cierta mundanidad espiritual”, ha añadido, “pasa por elegir, decir sí y cansarnos por aquello que es fecundo a los ojos de Dios, que hace presente, encarna, a su Hijo Jesús”. “Que en este sano cansancio encontremos la fuente de nuestra identidad y felicidad”, ha subrayado, a la vez que deseaba que los jóvenes descubran en los ministros de la Iglesia a personas que se dejan “tomar y comer”, para que sea eso lo que los lleve a preguntarse “por el seguimiento de Jesús, que deslumbrados por la alegría de una entrega cotidiana no impuesta sino madurada y elegida en el silencio y la oración, ellos quieran dar su ‘sí”.

El “sí” de María

Francisco ha señalado también el “juego de contrastes” que se produce en la Visitación. “En una sociedad patriarcal, por un instante, el mundo de los hombres se retira, enmudece como Zacarías”. Ha recordado, además, el testimonio de una catequista,” una mujer mozambiqueña que nos ha recordado que nada les hará perder su entusiasmo por evangelizar, por cumplir con su compromiso bautismal, y en ella están todos los que salen al encuentro de sus hermanos: los que visitan como María, los que al dejarse visitar aceptan gustosos que el otro los transforme al regalarle su cultura, sus modos de vivir la fe y de expresarla”.

“La inquietud que expresa nos devela que la inculturación siempre será un desafío, como este “viaje” entre estas dos mujeres que quedarán mutuamente transformadas por el encuentro, el diálogo y el servicio”, ha subrayado. Y, también, en ese “sí” se produce un “acortamiento de la distancia entre Nazaret y Jerusalén”, porque las “distancias, los regionalismos y particularismos, el estar constantemente construyendo muros atentan contra la dinámica de la encarnación, que ha derribado el muro que nos separaba”.

“Vosotros que habéis sido testigos, al menos los mayores, de divisiones y rencores que terminaron en guerras”, ha recordado Francisco”, por lo que “tenéis que estar siempre dispuestos a visitaros, a acortar las distancias”. Por eso, la Iglesia de Mozambique “no puede ser parte del problema de las competencias, menosprecios y divisiones de unos con otros, sino puerta de solución, espacio donde sea posible el respeto, el intercambio y el diálogo.

Enfrentar los desafíos

Después de ser interpelado por la postura que se debe tomar ante el matrimonio interreligioso, el Papa ha confirmado que es una realidad que “nos desafía en esta tendencia asentada que tenemos a la fragmentación, a separar en vez de unir, como también lo es el vínculo entre nacionalidades, entre razas, entre los del norte y los del sur, entre comunidades, sacerdotes y obispos”. Es un desafío porque, hasta desarrollar “una cultura del encuentro en una pluriforme armonía”, se necesita “un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo”.

“Así como María fue a la casa de Isabel, como Iglesia tenemos que aprender el camino frente a nuevas problemáticas, buscando no quedar paralizados por una lógica que enfrenta, divide, condena”, ha recalcado. “Poneos en camino y buscad una respuesta a estos desafíos pidiendo la asistencia segura del Espíritu Santo”.

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