Lo que ha cambiado en Mozambique en tres décadas

Lo que ha cambiado en Mozambique en tres décadas

Cuando, el 16 de septiembre de 1988, los periodistas llegamos con Juan Pablo II a Maputo, pocos días antes, el enviado especial de ‘Le Monde’, Michel Bole-Ricard, definía a Mozambique como “un país siniestrado, devastado por la guerra civil y el hambre”. Treinta y un años después, no es que la situación sea florida, ni mucho menos (este figura todavía entre los países más pobres del mundo), pero no puede negarse que se han realizado progresos en muchos órdenes.

El más importante, desde mi punto de vista, es el cambio de clima social y político. La visita de Karol Wojtyla se desarrollaba cuando aún se percibían los estertores de un enfrentamiento sanguinario entre el FRELIMO y la RENAMO y no habían desaparecido los combates en amplias zonas del país. Hoy, todo indica que los mozambiqueños se han puesto en camino de forma decidida, pero aún frágil, hacia un período de paz y reconciliación. Lo confirmarán las elecciones, previstas para el próximo 15 de octubre.

Riquezas naturales

Gracias a ese cambio de situación política, el crecimiento económico y social ha sido calificado como sin precedentes, lo que ha permitido acuñar la metáfora de Mozambique como un “ave fénix” que renace de sus cenizas. El país dispone de enormes riquezas (carbón, gas, petróleo, oro, diamantes…), que han atraído numerosas inversiones extranjeras procedentes de China, India o Malasia, además de las tradicionales presencias de los Estados Unidos y la Unión Europea.

Como no más que una anécdota, contaré que el Hotel Polana, donde nos alojamos entonces, considerado el mejor de la capital, presentaba un aspecto desastroso: habitaciones con las paredes agujereadas, servicios reducidos al mínimo, jardines arrasados, personal sin más estímulos que engañar al cliente extranjero… Hoy, es una instalación modélica y eficiente, a la altura de los mejores establecimientos hoteleros del continente negro.

Una nación joven

No se olvide que Mozambique es una nación muy joven: el 60%de su población no llega a los 25 años. Ese es un potencial inestimable, y los esfuerzos del Gobierno por mejorar la educación y la formación profesional están produciendo una sensible mejora en las perspectivas de las nuevas generaciones.

El Papa, en su discurso de esta mañana, les ha pedido que escriban “la nueva página de la historia de Mozambique”. Pero también les ha hecho llegar esta advertencia: “El peor error sería abandonar los sueños y las ganas de un país mejor por la ansiedad”.

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