Francisco en Madagascar: lección magistral de dirección espiritual

Francisco en Madagascar: lección magistral de dirección espiritual

A las monjas que le han acogido esta mañana en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Antanararivo les tenía preparado un discurso amplio  y bien estructurado. Pero Bergoglio, animado por la acogida del largo centenar de religiosas que les escuchaban y de una setenta novicias, se ha lanzado a improvisar, dejando hablar a su corazón de padre espiritual, de experimentado director de conciencias.

Y lo primero que ha quedado patente en sus palabras en su admiración por Santa Teresa de Lisieux , la joven carmelita cuyos padres canonizó en el año 2015. De ella contó un par de anécdotas que reflejan la primera regla de la vida comunitaria: la caridad en las pequeñas cosas, en los gestos del día a día, en los actos de amor y de renuncia a uno mismo.

Invitación a la paciencia

Con una espontaneidad absoluta Francisco llamó su atención sobre la sutilidad de las tentaciones del diablo:  “Tal vez el día que entraste en el convento – dijo-el diablo se quedó triste en la puerta; después pidió consejo a un diablo más viejo y este le dijo: ten paciencia, espera, espera. Es un modo habitual de proceder del diablo“.

Luego continuó: “Nosotras , pensáis, nos defendemos bien contra la mundanidad , del diablo, tenemos dos rejas y a veces un telón. Pero la doble reja y el telón no  son suficientes. Sirven la oración y la caridad, y el preguntar a tiempo , a las religiosas, a la priora”.

Y para finalizar su discurso dijo : “Este Papa – habréis pensado- es un poco folclórico porque en lugar de cosas teológicas nos ha hablado como a niños“.   “Niños…Tal vez sois todas niños en el espíritu, en esa dimensión de la infancia  que el Señor ama tanto… Ahora Teresa de Lisieux acompaña a este viejo -en ese momento, las religiosas le interrumpieron con un gran aplauso-. Ella me ha enseñado  a estar en paz, a veces yo soy un poco neurótico pero ella es una amiga fiel. Por eso no he querido hablaros de teorías  sino hablaros de una santa; de lo que es capaz una santa, del camino de la santidad. ¡Hacia adelante y valiente!”.

 

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