El pasado 3 de septiembre, los obispos españoles hicieron pública la nota doctrinal Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. Orientaciones doctrinales sobre la oración cristiana, en la que advierten del incremento de prácticas espirituales “que no llevan a Dios”. Elaborada por la Comisión Episcopal de para la Doctrina de la Fe, que preside el obispo Enrique Benavent, el texto alerta sobre la posible confusión que puede llevar a los fieles el unir la fe cristiana con prácticas espirituales que están teniendo una gran acogida, como la meditación zen o el mindfulness, prácticas a las que la nota acusa de tratar de suplantar “la auténtica oración cristiana”, lo que las hace completamente “incompatibles” con la fe.
En declaraciones a Vida Nueva, Benavent segura que el objetivo de esta nota doctrinal, que fue aprobada por la Asamblea Plenaria en su reunión del pasado mes de abril, “trata de responder a un reto pastoral que los obispos miembros de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe hemos detectado a través de las cuestiones que se nos han planteado estos últimos años. La mayoría de ellas referentes a la introducción y transmisión de la fe en una sociedad cada vez más secularizada y multicultural”.
Para el también obispo de Tortosa, “la nota doctrinal ofrece unos criterios de discernimiento sobre algunos métodos que tienen su origen en tradiciones religiosas ajenas al cristianismo y que, en algunos de sus principios, no son compatibles con la fe cristiana”.
Benavent reconoce que el texto va destinado especialmente a las familias, las parroquias, los colegios, los centros de espiritualidad, las casas de formación… “cuya misión en la Iglesia consiste en ayudar a los cristianos a crecer en la vida interior, para que sacien la sed de Dios que acompaña a todos los seres humanos, no con sucedáneos –pelagianos o gnósticos–, sino con el agua viva que salta para la vida eterna, cuyo portador es Jesús encarnado”.