El papa Francisco ha vuelto del viaje a Mozambique, Madagascar y Mauricio en plena forma y ha conversado con los periodistas durante más de una hora en el avión de vuelta –turbulencias incluidas– desde Antananarivo a Roma.
El Pontífice ha marcado cuáles son sus prioridades en los viajes apostólicos, al ser preguntado por la agencia EFE sobre la posibilidad de una visita a España. “Iré a España, si sigo vivo, pero la prioridad son los países pequeños”, señaló.
Con 3 periodistas de los países visitados, el Papa repasó el proceso de paz que ha vivido Mozambique y la implicación de la Iglesia para conseguir la paz. En este sentido advirtió sobre la xenofobia, que es “una enfermedad humana, como el sarampión” comparada con la selección por la “pureza de raza”, señaló recordando los horrores del nazismo o apuntando al tribalismo como un “problema sin resolver” del continente.
También ha subrayado la fuerza de la juventud africana –frente a la “vieja Europa”–, que es el “tesoro” de un pueblo. “África está llena de vida”, indicó. También destacó, sobre Isla Mauricio, la “capacidad del país para la unidad y el diálogo interreligioso”.
Al felicitar a la agencia EFE que cumple 80 años, el pontífice invitó a todos los periodistas a “distinguir siempre el hecho de lo que es relato” y a construir una comunicación que aporte paz y no guerra. Recordando la comunicación del pasado, el papa invitó a que lo que “permanece como una cosa constante en la comunicación es la capacidad de transmitir un hecho y distinguirlo del relato”, por lo que invitó siempre a “volver al hecho” frente a los cuentos como el de Caperucita Roja, ejemplificó.
Además, añadió que “se puede hacer la comunicación con el ‘se dice que’, pero hay que estar siempre con la metralleta crítica de constatar la objetividad del ‘se dice que’”. “La objetividad tiene que prevalecer en la comunicación”, insistió. También invitó a los informadores a mantener los valores del periodismo y “la coherencia”.
Francisco, a las puertas del sínodo sobre la Amazonía y tras los últimos incendios, pidió un mayor compromiso para proteger el medioambiente. Criticando la corrupción, apeló a todos señalando que “debemos librar a la humanidad de este inconsciente colectivo. El punto más fuerte de la explotación del medio ambiente, con la deforestación, es la destrucción de la biodiversidad”. Por ello pidió gestos concretos como los del Vaticano eliminado todo el plástico.
A bordo del avión papal, también volvió Bergoglio sobre las palabras que pronunció en el viaje de ida sobre las críticas recibidas de ciertos sectores de la Iglesia. Francisco señaló rotundo: “Yo rezo para que no haya un cisma, pero no le tengo miedo. Rezo para que no se den, porque está en juego la salud espiritual de tantas personas”. Tratando de ahondar en sus palabras respecto a las críticas señaló que “antes que nada, las críticas siempre ayudan. Cuando uno recibe una crítica tiene que hacer una autocrítica y decir, esto es verdad o no y hasta qué punto. A veces te hacen enojar, pero siempre hay ventajas”.
Clarificando las palabras sobre un sector de estadounidenses, lo amplió más allá del contexto –estaba hablando de un libro– para recordar que las críticas le llegan “de todos lados, incluso desde la Curia”. “A mí no me gusta cuando las críticas se hace por debajo de la mesa, que sonríen y después te clavan el puñal por detrás. Esto no es leal, no es humano”, confesó. Por ello, señaló que “hacer una critica sin diálogo, y sin querer una respuesta, es no querer a la Iglesia y seguir con una idea fija”, frente a quienes lo hacen desde la lealtad. En este sentido, frente a algunos cuestionamientos recordó que “cuando la ideología entra dentro de la doctrina, ahí se da la posibilidad del cisma”, aunque hay “tantas escuelas de rigidez dentro de la Iglesia, que no son cismas, son vías cristianas pseudocismáticas, que terminarán mal”.