“El calificativo de ‘descalzos’ expresa la necesidad de pobreza, de desapego, de confianza en la Divina Providencia”, ha dicho Francisco hoy, 12 de septiembre, a los participantes en el 186 Capítulo General de la Orden de los Agustinos Descalzos, que se celebra en Roma y que concluye con esta audiencia con el Papa. Un adjetivo que se refiere “no solo a no llevar zapatos”, sino a tener “el alma descalza”.
Un signo de “humildad” que es una “necesidad del evangelio” y que, precisamente, se ha querido enfatizar durante el evento que ha celebrado la Orden. “El voto de humildad es una llave que abre el corazón de Dios y el de los hombres”, ha continuado el Papa y, para ello, “lo primero es abrir vuestros propios corazones para ser fieles al carisma original, para sentirse siempre como discípulos-misioneros, disponibles para los llamados de Dios”.
De la misma manera, ha recordado que la Iglesia vive “una época en la que la misión ad gentes se renueva, incluso a través de una crisis que esperemos que nos sirva para crecer, para ser fieles al mandato del Señor resucitado, un mandato que conserva toda su fuerza y su relevancia”. Sin embargo, incluso en este momento hay personas que dan sus vidas por el evangelio, a quienes Francisco ha recordado. “Yo también me uno a ustedes con emoción al recordar a los misioneros agustinos que dieron sus vidas por el Evangelio en diferentes partes del mundo”, ha subrayado.
El Papa ha recordado que san Agustín “es una de esas figuras que nos hace sentir la fascinación de Dios, que atrae a Jesucristo, que atrae la Palabra de Dios”. Un “gigante del pensamiento cristiano”, a quien “el Señor también le ha dado la vocación y la misión de la fraternidad”. “Esto no cerró en el vasto horizonte de su mente, sino que permaneció abierto al pueblo de Dios y a los hermanos que compartían la vida comunitaria con él. Incluso como sacerdote y obispo vivió como monje, a pesar de los compromisos pastorales, y a su muerte dejó muchos monasterios masculinos y femeninos”, ha recalcado.
Precisamente, en esta larga tradición religiosa iniciada por san Agustín, es “donde los agustinos descalzos tienen sus raíces”. Unas raíces en las que Francisco ha animado a “profundizar, tratando de extraer de ellas, en oración y en discernimiento comunitario, el alma de tu presencia en el presente de la Iglesia y el mundo”. Y es que, si bien “para ser moderno algunas personas creen que es necesario separarse de las raíces”, esto realmente “es la ruina, porque las raíces, la tradición, son la garantía del futuro”.