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El Vaticano reivindica de nuevo que la trata de personas se reconozca como crimen de lesa humanidad

  • Marcelo Sánchez Sorondo ha sido el portavoz de la Santa Sede en la 7ª Conferencia Global de la Interpol contra la Trata y el Tráfico Ilegal de Migrantes
  • En cuanto a la trata para la explotación sexual, ha pedido “penalizar a los consumidores, a los que crean el mercado”





“El gran líder contra el tráfico de personas es el papa Francisco”. Con estas palabras comenzaba su exposición Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias y de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, en la 7ª Conferencia Global de la Interpol contra la Trata y el Tráfico Ilegal de Migrantes, celebrado en Buenos Aires.

“Al inicio de pontificado Francisco convocó a todos los líderes religiosos, y declararon en nombre de Dios que las nuevas formas esclavitud, ya sean trabajo forzado, prostitución o tráfico de órganos, son crímenes de lesa humanidad”, añadió. Además, Sorondo subrayó que, a partir de estas declaraciones, Naciones Unidas incluyó en sus Objetivos del Desarrollo Sostenible el acabar con todas las formas de esclavitud.

Por este motivo, “ningún país puede decir que no está obligado a erradicarla”, apuntó, y “los Estados están obligados a defender el bien común y a rehabilitar a las víctimas, por haber permitido ese crimen en su territorio”. Además, aseveró que “el crimen de lesa humanidad no tiene proscripción: se puede encontrar a los traficantes en todo momento”.

Trabajo, prostitución y órganos

“Cada uno de estos crímenes tiene solución”, añadió Sorondo. “El más fácil, pero importante, es el trabajo forzoso, porque se puede denunciar a una multinacional que terciariza, pero habría que tener una indicación (en los envases) de que todos productos estén libres de trabajo forzoso”, explicó, apuntando que la Iglesia “no puede tener relación con ninguna empresa que tenga trabajo forzoso”.

En cuanto a la prevención de la prostitución, Sorondo propuso que todos los países apliquen normas similares a las que ya existen en los estados del norte de Europa. Es decir, “penalizan a los consumidores, a los que crean el mercado, a los que van a buscar el tráfico del sexo”, ya que, en muchas ocasiones se acude sin conocer que la mujer o niña es víctima de una red de trata, pero “en otras hay una realidad totalmente deshumanizada”.

El obispo argentino hizo referencia también al tráfico de órganos “un tragedia de la que se habla poco”. “Es la más complicada de las forma de crimen contra la humanidad”, señaló, alertando de que, según aseguran “unos 6.000 médicos especializados, 30% de los trasplantes se realizan con órganos traficados”. “Hay tráfico cuando un órgano no se da por amor, sino por dinero”, aseveró, “y esto se debe a que no hay conciencia de donar órganos, que como dice el Papa es un acto altísimo de calidad”.

Acoger a las víctimas

Por último, el canciller vaticano recalcó la responsabilidad de los Estados a la hora de hacerse cargo de las víctimas. “Con la colaboración del Estado, porque es responsable, a las víctimas hay que darles estudios, una casa y un modo para insertarse en la sociedad, vivir y constituir una familia. Ya hay 450 chicas jóvenes mujeres, que habiendo siendo víctimas, hoy muestran un título, familias y un bien concreto a la sociedad”, explicó.

“Todo esto está pasando por Internet y las grandes compañías que manejan Internet no se quieren interesar por el problema”, subrayó Sorondo. “Dicen que es lo mismo que meterse en las conversaciones telefónicas y permiten la publicación sin meterse en el contenido, pero con este cuento están arruinando a la sociedad”, añadió. Sin embargo, “el 80% de la prostitución hoy pasa por Internet. Los grandes managers de Internet, de los cuales muchos son católicos, no quieren afrontar el problema”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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