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Joseph Shen Bin, obispo chino, con Sant’Egidio en Madrid: “¿Vendrá Francisco a Pekín? Solo lo sabe Dios…”





‘¿Un siglo asiático? El papel de las religiones’. Este ha sido el encabezamiento de uno de los paneles de reflexión que han configurado esta intensa y apasionante segunda jornada en el Encuentro Europeo por la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid.

Celebrado en la tarde de este lunes 16 de septiembre, en el Círculo de Bellas Artes, el coloquio ha supuesto un momento para el abrazo entre representantes del hinduismo, el budismo, el zoroastrismo o el catolicismo provenientes de diferentes puntos de Asia. Aunque, sin duda, la mayoría de las miradas las ha concentrado el representante de la Iglesia católica china, el obispo Joseph Shen Bin.

Una noticia muy bella

El prelado, que lo es desde 2010, se ha felicitado por el hecho de que esta era su tercera participación en un encuentro de Sant’Egidio. En el anterior, celebrado en Bolonia, se dio una circunstancia muy especial: “Pocos días antes de había firmado el Acuerdo entre China y la Santa Sede para el nombramiento de obispos. Una noticia muy bella, pues significa que todos los obispos estamos en comunión entre nosotros y con el Papa”.

En este sentido, Shen Bin se ha congratulado por los dos últimos nombramientos de obispos católicos chinos, el pasado mes de agosto, lo que refleja “el nuevo clima de colaboración” entre Roma y Pekín. Algo que también ha tenido su eco en otro hecho no menos significativo: “Cada vez más, los obispos chinos podemos viajar fuera del país. Dos estuvieron en Roma en el Sínodo de los Jóvenes y otros hemos estamos en Italia junto a Sant’Egidio, pudiendo estar otra delegación en Béligica y, muy próximamente, otra en Estados Unidos”. A su juicio, “esto ayuda a nuestra Iglesia a integrarse en la universal”.

Para Shen Bin, “China ha tenido estos años unos resultados económicos extraordinarios. Algo que se debe a la acción del Gobierno y, también, a los ciudadanos, incluido el clero y los fieles católicos”. Algo muy importante, pues este es “un momento de aprovechar la oportunidad y ayudar a edificar el sueño chino”. Para ello, los católicos han de volcarse en su “aportación cultural” y ejercer “la responsabilidad ante nuestra sociedad, integrándonos en ella y promoviendo la paz”.

Presencia de Ravasi

Un ejemplo concreto de buen hacer es la última Expo de la Horticultura en China, en la que la Santa Sede participó con un pabellón propio, visitado por el cardenal Ravasi y por muchos ciudadanos, no solo católicos: “Es muestra de que hay que vivir la fe en armonía, contribuyendo a la prosperidad de la nación”. Algo que, en buena parte, se ha de dar “desde la armonía en el ámbito familiar, con el ejemplo de la piedad por el prójimo, asentando así las bases de la armonía social en el país”.

Como ha concluido el obispo chino, “el pueblo tiene mucha consideración por la Iglesia, por nuestro trabajo con los más pobres y ante desastres naturales, como los terremotos, impactando el compromiso de la comunidad cristiana. Algo que se da de un modo especial con las monjas, muy admiradas”.

Amor por el Papa

Tras el coloquio, y a pregunta de Vida Nueva sobre un eventual viaje del papa Francisco (o de un sucesor) a China, Shen Bin ha respondido apelando a la diplomacia: “Amamos mucho al Papa… En China hay seis millones de católicos que aman mucho al Papa. Tanto los sacerdotes como los fieles rezamos por él. Yo también le espero aquí con muchas ganas. Sabemos que en noviembre va a ir a Japón y Tailandia. Aquí (ha dicho en referencia a otros ponentes, entre risas) hay tres japonenes, y ellos tienen más suerte que yo. Sobre si vendrá al final, solo lo sabe Dios, yo no”.

Otro de los ponentes ha sido Sudheendra Kulkarni, llegado desde la India en representación del zoroastrismo. “Si el siglo XX estuvo dominado por Estados Unidos -ha asegurado-, el XXI conllevará un cambio de poder de Occidente a Asia”, tanto en lo económico como en lo político. Algo que, a su vez, implica un reto: “Hemos de hacernos estas preguntas: ¿cómo nos diferenciaremos de los anteriores siglos de dominio occidental? ¿Imitaremos a Occidente en su modelo de desarrollo y en sus divisiones entre las naciones, que llevaron a dos guerras mundiales?”.

Oriente, cuna de las religiones

Aquí no ha sido muy optimista, pues ha reconocido que “en Asia hay enfrentamientos entre naciones: entre India y Pakistán, entre Arabia Saudí e Irán, entre Japón y Corea del Sur…”. Una crisis en la que ha revindicado el papel de las religiones para unir: “En Oriente está la cuna de todas las religiones. De aquí son todos los profetas: Zoroastro, Buda, Moisés, Jesús, Mahoma… Todos ellos nos legaron que el mundo es una gran familia. Por tanto, se trata de volver a esta sabiduría y de unir a Occidente y Oriente en esta familia humana”.

El monje budista Gensho Hozumi ha iniciado su intervención con una oración zen, marcando los tiempos de silencio con una campanilla. Presente en la primera oración interreligiosa por la paz en Asís en 1986, con Juan Pablo II (lo que emulan en su comunidad cada 4 de agosto), ha agradecido a este que iniciara el camino: “Hay que separar la confrontación para que llegue la paz”.

Inteligencia artificial

Desde Japón también ha llegado Akira Nakata, quien ha hablado en un perfecto español, poniendo el foco en el reto que supone la inteligencia artificial en nuestra sociedad globalizada: “Las personas, en teoría, dejan de ser necesarias. Pero esto es en sí una gran contradicción. Como vivo en mi país, muy desarrollado económicamente pero en el que 20.000 compatriotas se suicidan cada año: 55 al día, dos cada hora…”.

Frente a este reto, ha concluido, “las religiones han de dar un apoyo espiritual a las personas y sanar sus corazones agobiados, conectando a las personas con la voluntad de Dios”.

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