El cardenal Quevedo, sobre la convivencia en Filipinas: “La paz nace en el corazón y crece en la familia”

Mesa redonda del Encuentro por la Paz 2019 sobre 'Conflictos abiertos, razones para la

En medio del “espíritu bélico” que respira la escena internacional, cuando “ya no resulta un escándalo que no se logre la paz” e, incluso, se llega a “hacer la guerra con hipocresía en nombre de la paz”, Mario Giro, miembro de la Comunidad de Sant’Egidio en Italia, condenó la “inutilidad” de las guerras y llamó a unir esfuerzos para alcanzar tan preciado don. Lo hizo en la apertura de la mesa redonda que él mismo moderó sobre ‘Conflictos abiertos, razones para la paz’, celebrada ayer lunes 16 por la tarde en la sede madrileña del Instituto Cervantes, en el marco del encuentro Paz sin fronteras organizado por la Comunidad de Sant’Egidio en la capital de España.

Desarrollo para Sudán del Sur

La primera en intervenir fue Awut Deng Acuil, ministra de Asuntos Exteriores de Sudán del Sur, que aprovechó la ocasión para agradecer al papa Francisco el retiro que organizó en el Vaticano para los líderes políticos de su país, cuando, en un gesto que dio la vuelta al mundo, les besó los pies. Fue “una bendición” para la joven nación africana, que necesita “reconstruir las relaciones rotas para facilitar el desarrollo y que los afectados puedan volver a sus lugares de origen”.

Y es que “la falta de recursos y desarrollo, así como los malentendidos políticos y la falta de comunicación” están en el origen de los conflictos, lamentó la ministra sursudanesa. Las consecuencias ya se conocen: crisis humanitarias, “que hacen que la gente dependa de la ayuda exterior”; tráfico de personas… Afortunadamente, después de su independencia en 2011 y las posteriores crisis, “Sudán del Sur se ha dado cuenta de que la paz y el diálogo social es la única forma de llevar desarrollo a nuestro país”, reconoció Awut Deng Acuil, antes de concluir proclamando: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”.

“Todos somos hijos de Irak”

El secretario general del Al-Khoei Institute de Irak, Jawad Al-Khoei, por su parte, dudó de la voluntad política para que haya una paz verdadera en la región, y denunció que “el conflicto actual en la región es fundamentalmente político, por injerencias de Rusia, Estados Unidos, Irán o Arabia”. Y la principal consecuencia de este conflicto es que “no hay igualdad entre nuestros ciudadanos”, amén de la corrupción financiera y administrativa del propio Estado iraquí.

Para revertir esta situación, el líder religioso iraquí abogó por “fortalecer la confianza, la amistad y el amor entre ka ciudadanía; no solo en los congresos, sino en la calle”. Aunque admitió que es “un trabajo de muchos años encender esa vela en la oscuridad de Irak”, Jawad Al-Khoei recordó que “todos somos hijos de Irak”, que “la justicia y la paz no se fraccionan” y que esa paz “empieza por uno mismo y tiene que ser para todo el mundo”. Una tarea en la que cuentan con aportaciones religiosas como las del papa Francisco y el gran imán de Al-Azhar.

Líderes no partidistas

Acto seguido, tomó la palabra su compatriota Abdulwahhahab Ahmed Al-Taha Al-Sammaraee, portavoz del Fiqh Council of Senior Scholars (Asociación de Juristas), quien reconoció el sufrimiento de su país porque “no encuentra el camino hacia la paz”, y exigió “mecanismos eficaces” para que Oriente Medio alcance esa paz. “Tenemos un deber hacia la humanidad y hacia las religiones, porque la paz es un deseo común”, clamó el líder religioso.

Dada “la falta de libertad para tomar hoy decisiones sin contar con la autorización de fuerzas exteriores”, Al-Taha Al-Sammaraee abogó por “consolidar la identidad nacional y la ciudadanía frente a tantas identidades sectarias” y reclamó “líderes que no tomen partido por una u otra facción”. En este sentido, destacó la labor del Instituto para la Diversidad Religiosa de Irak y de la propia Comunidad de Sant’Egidio en la formación de “líderes religiosos que trabajen para todo el pueblo y en el conocimiento y respeto de todas las religiones”.

La nueva generación de Mozambique

Especialmente conmovedor resultó el testimonio del mozambiqueño Nelson Castiano Chigande Moda. Este miembro de la Comunidad de Sant’Egidio en la antigua colonia portuguesa tenía solo dos años cuando sus padres fueron enviados a combatir en una guerra que duró 16 años y se cobró más de un millón de vidas. Esos trágicos recuerdos le han convertido hoy en un “artesano de la paz”. Porque “si hay suficientes motivos para iniciar un conflicto, hay motivos más superiores para promover la paz”.

Por fortuna, tras la firma de la paz en 1992 con la mediación de la Comunidad de Sant’Egidio, hoy aquella paz “ha creado una nueva generación que es garantía del presente y del futuro del país“. “Sois la alegría de hoy y la esperanza de mañana”, les recordaba recientemente en Maputo el papa Francisco durante su visita al país. Por eso, “nuestro reto es no perder este entusiasmo de trabajar juntos todos los días por la paz”, afirmó esperanzado Chigande Moda, antes de agradecer a Andrea Riccardi, fundador de Sant’Egidio, y al neocardenal Matteo Zuppi que les enseñaran a “escuchar el sufrimiento de otros” y a “ser actores y no espectadores” en el camino del diálogo y la reconciliación como “método para una paz duradera”.

El cardenal filipino Orlando Beltrán Quevedo, arzobispo emérito de Cotabato

El cardenal filipino Orlando Beltrán Quevedo, arzobispo emérito de Cotabato

Luchar contra los prejuicios en Filipinas

Injusticia social, pobreza, exclusión y corrupción gubernamental son algunas de las causas que expuso el cardenal Orlando Beltrán Quevedo para explicar el conflicto que ha sufrido durante décadas la región de Mindanao en el suroeste del archipiélago filipino. El arzobispo emérito de Cotabato, que ha participado como mediador en las negociaciones entre el Frente de Libreación Musulmán y el Gobierno, habló de “provincias infradesarrolladas”, en las que los diversos clanes musulmanes y los prejuicios entre cristianos y musulmanes “empeoran la situación”.

Sin embargo, en diálogo con los musulmanes, el purpurado filipino descubrió “cómo ellos se veían a sí mismos y cómo nos veían a nosotros”. Por eso, hoy puede decir que “el diálogo hacia la paz fue un viaje desde la desconfianza a la comprensión… en la vida diaria, en la escuela, en las empresas…”. Y, para llegar a buen puerto, este oblato de María Inmaculada exhortó a “luchar contra los prejuicios y los sesgos”. Solo así los líderes religiosos podrán “ayudar a sus fieles a entender las enseñanzas de su fe”. “Y eso -concluyó- se empieza en la familia, porque la paz nace en el corazón”.

El mensaje de Al-Azhar

Cerró la apretada tarde-noche en la sede del Instituto Cervantes Mohammad Tarek Shaban Salem. En representación de la Universidad de Al-Azhar, transmitió al auditorio los saludos del gran imán de este prestigioso centro de Egipto, en cuya universidad y mezquita se “aprende la moderación y la tolerancia del islam“. No en vano, impulsa “iniciativas nacionales (como el diálogo entre coptos y musulmanes), regionales e internacionales para contribuir a la paz en el mundo actual”, reivindicó el profesor e investigador del Observatorio de Al-Azhar contra el Extremismo, creado en junio de 2015.

Finalmente, tras recordar la firma del “histórico y revolucionario” Documento sobre la Fraternidad Humana por parte del papa Francisco y el gran imán Ahmed Al-Tayeb, se felicitó porque “Al-Azhar y el Vaticano están convirtiendo la teoría en práctica… y Sant’Egido se ha sumado a ello”.

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