El secretario general de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, Guy Bognon, ha propuesto hoy revisar la terminología “misión” para superar la mera “definición geográfica”. Así lo ha expresado en la ponencia de apertura del Congreso Nacional de Misiones, organizado por Obras Misionales Pontificias en Madrid.
“Misión significaba irse a África, a Asia o a otra parte, lejos, para anunciar el Evangelio a las personas que nunca lo habían escuchado. Se distinguía la evangelización ‘cerca’ de la misión ‘lejos’”. Desde esta perspectiva, la misión se vinculaba a “una actividad, un asunto de especialistas, hablábamos de ‘irse a la misión’”, apuntó el religioso beninés.
Partiendo del lema del Mes Misionero Extraordinario, “Bautizados y enviados”, explicó que “ser bautizado es unirse a Cristo, comprometerse para vivir de Él, darle a conocer por nuestra vida, y eso lo cambia todo en nosotros y a nuestro alrededor”.
“Como cristianos somos los enviados de Dios en el mundo”, señaló este presbítero de la Orden de Sacerdotes de San Sulpicio, para aportar a continuación que “la misión forma parte de nuestra identidad, todo cristiano es misionero. Un cristiano que no hace nada por la misión no es un cristiano. Un médico que no puede curar no es un médico”. “Un cristiano que no evangeliza es un pagano, un renegado”, insistió.
Así, Bognon planteó cómo “la propagación del Evangelio ya no es solo un movimiento del Oeste hacia el resto del mundo. Este esquema es antiguo. Hoy el movimiento es multidireccional”. Como prueba, señaló que hoy casi todos los países envían y reciben misioneros, además de hacer hincapié en la fuerte secularización de los países desarrollados.
Desde esta perspectiva, definió la misión como “toca actividad que consiste en tomar conciencia de la presencia de la acción de Dios en nuestra vida” que lleva al “anuncio, proclamación y enseñanza del Evangelio”. “La misión tiene su contenido, es Jesucristo”, sentenció.
A partir de ahí, rompió con ideas falsas que se pueden tener sobre la misión. “No es suficiente ir al extranjero”, describió, a la vez que explicó que tampoco se trata con “ser taxista” o “tener el hábito religioso”. Es más, apostilló que gracias a las nuevas tecnologías, sin moverse del lugar de origen, “se puede ser activamente misionero, con resultados espectaculares”.
De la misma manera, concretó que la misión “no es una organización de obras sociales para los pobres” ni “la celebración cotidiana de la misma de manera protocolaria”, como tampoco es “el paseo por el pueblo para la distracción personal” o “la demostración de un poder carismático, para hacerse admirar y considerarse como un Dios al que hay que venerar, adorar y adular”.
Con estas notas aclaratorias, lanzó una invitación a reforzar la iniciación cristiana y a promover la responsabilidad de toda la comunidad de fieles, “no solo a catequistas y a sacerdotes”. En este sentido, instó a los presentes a promover los grupos de fe parroquiales, incluidos para los mayores, a quienes ve necesario ofrecer “una ración de mantenimiento”.
El secretario general de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol considera además que urge poner en marcha diferentes iniciativas misioneras como impulsar las actividades pastorales y caritativas, el apostolado y la formación. Entre la batería de propuestas lanzadas se incluye, desde la presencia en medios de comunicación a la “evangelización callejera”.