Cada viernes, Vida Nueva te acerca sus recomendaciones en pantalla grande (o no tanto)
Los Crawley, una aristocrática familia británica residente en Yorkshire, prepara junto a su servidumbre la visita de los monarcas de Inglaterra a su mansión de Downton Abbey. Lo que se antoja un momento decisivo en sus vidas desencadenará toda suerte de escándalos, romances e intrigas, hasta el punto de hacer peligrar el futuro de la casa.
Tras seis temporadas en antena, la aclamada serie que venía siguiendo desde 1912 las andanzas de sus inquilinos (el patriarca, su madre, su esposa, sus tres hijas, sus empleados…) da el salto a la gran pantalla de la mano de Michael Engler. Lo hace en 1927, pocos años después de donde lo dejara el último episodio televisivo, y con el mismo reparto: desde la veterana Maggie Smith a Michelle Dockery, pasando por Elizabeth McGovern o Hugh Bonneville.
La pomposidad y lujo habituales de estas producciones lucen aún más si cabe en una sala de cine, pero se precisa conocer los antecedentes de los protagonistas para que no solo nos deslumbren su fotografía, su puesta en escena o los trabajos intachables de su reparto.
Los incondicionales cuentan con una oportunidad inmejorable de mitigar la nostalgia que les dejó su ausencia.
Más de medio siglo después de que ‘Un hombre y una mujer’ (1966) proclamaran a los cuatro vientos su amor, el octogenario Claude Lelouch vuelve a reunir a aquella pareja, interpretada como entonces por los espléndidos Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée.
El reencuentro entre el piloto de carreras y la ‘script’ se produce en el geriátrico donde él “espera la muerte”. Su mente va y viene, de la lucidez al caos, aunque un recuerdo se cuela de forma recurrente entre sueños y poemas: ella, la misma mujer que hoy tiene una tienda para “permanecer en la vida”.
Lo que décadas atrás sintieron juntos en París o en las playas de Normandía es mucho más fuerte que el paso del tiempo, los reproches o las intermitencias cerebrales. ¿Un ejercicio de nostalgia otoñal? ¿Una aspiración “peliculera”, poco seria?… Más bien, una invitación luminosa y esperanzada a soñar despiertos.
Por pretencioso que suene, el veterano realizador francés se empeña en demostrarnos que cualquier vida cabe en un solo día. El deseo de antaño se ha transformado ahora en ternura, fundiendo drama, comedia y romance hasta conquistar la complicidad (y el corazón) del espectador.
La secretaria de Estado más joven de la historia (Charlize Theron) es una mujer de hoy inteligente e íntegra, dispuesta a defender sus ideales frente a chantajes e intereses bastardos. Aunque parecía poco probable, en su camino se cruzará un periodista estrafalario y lenguaraz (Seth Rogen), pero de principios insobornables y un sentido del humor un tanto especial.Dos personajes muy diferentes, bella y bestia de turno, llamados a entenderse y a trabajar juntos, cuya química –también la de ambos intérpretes– se convierte en motor narrativo de esta comedia romántica con pretensiones de sátira política.
La obligada convivencia pone en escena el escaparate y la trastienda de la política, al tiempo que permite descubrir su grado de complicidad e intimidad. Con un “momento Pretty Woman” –con los papeles cambiados– como previsible punto de inflexión. Eso sí, los fogonazos de incorrección rebajan su azúcar.
A ratos divertida, casi siempre entretenida, no faltan tampoco reclamos más “serios”, como la batalla femenina contra los estereotipos, la cruzada medioambiental o las renuncias personales de los servidores públicos. Un rescate de urgencia para una tarde de tedio.