El papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia a los participantes del capítulo general de la Orden de los Frailes del Monte Carmelo (Carmelitas), que se celebra en Roma desde el 10 de septiembre y concluirá el 27 de este mismo mes con el lema ‘Ustedes son mis testigos; de generación en generación: llamados a ser fieles a nuestro carisma carmelita”.
Durante su discurso, les ha querido animar señalando tres líneas para hacer camino: fidelidad y contemplación, acompañamiento y oración, y ternura y misericordia.
En relación a la primera línea (fidelidad y contemplación), Francisco ha recordado que son “una escuela de contemplación”. “La contemplación del modo de vida carmelita te prepara para servir al pueblo de Dios a través de cualquier ministerio y apostolado”, ha afirmado.
Con respecto a la segunda línea (acompañamiento y oración), el Papa ha indicado que “Carmelo es sinónimo de vida interior”. “Los místicos y escritores carmelitas han entendido que ‘estar en Dios’ y ‘estar en sus cosas’ no siempre coincide. Quejándose de más de mil cosas de Dios sin estar arraigado en Él, tarde o temprano nos presenta la factura: nos damos cuenta de que lo hemos perdido en el camino”.
De esta manera, “la mundanalidad también puede colarse, que es la tentación más peligrosa para la Iglesia, especialmente para nosotros, los hombres de la Iglesia”. Y ha añadido: “Sé que esta tentación ha entrado y ha causado graves daños incluso entre ustedes. Recé y recé para que el Señor les ayudara. Y este capítulo es una oportunidad providencial para recibir del Espíritu Santo la fuerza para luchar juntos contra estos escollos”.
Jorge Mario Bergoglio les ha animado a acompañar a las personas. “Nuestro mundo tiene sed de Dios y ustedes, los carmelitas, maestros de la oración, pueden ayudar a muchos a salir del ruido, la prisa y la sequedad espiritual. No se trata, por supuesto, de enseñar a las personas a acumular oraciones, sino a ser hombres y mujeres de fe, amigos de Dios, que sepan recorrer los caminos del espíritu”, ha explicado.
Del mismo modo, les ha instado a “evitar la tentación de reducir la comunidad religiosa a grupos de trabajo que terminarían diluyendo los elementos fundamentales de la vida religiosa. La belleza de la vida comunitaria es en sí misma un punto de referencia que genera serenidad, atrae al pueblo de Dios e infecta la alegría de Cristo resucitado. El verdadero carmelita transmite la alegría de ver en el otro un hermano para ser apoyado y amado y con quien compartir la vida”.
En relación a la tercera línea (ternura y misericordia), Bergoglio ha remarcado que el contemplativo tiene “un corazón misericordioso”. “Si un día, a nuestro alrededor, ya no hay más enfermos y hambrientos, abandonados y despreciados no es porque no lo son, sino simplemente porque no los vemos. ¡Que siempre tengas la bondad de buscarlos!”, ha subrayado. Y ha concluido: “Debemos tener cuidado con el contemplativo que no es compasivo”.