“Para muchos de nuestros contemporáneos Dios está cerca de ellos, pero no pueden reconocerlo. Quemar su corazón es nuestro desafío”. Así se ha expresado esta mañana el papa Francisco durante la audiencia con los participantes del Encuentro Internacional de Centros Académicos, Movimientos y Asociaciones de Nueva Evangelización promovido por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, que se celebra del 19 al 21 de septiembre en Roma con el tema ‘Conocer a Dios: ¿es posible? Formas de nueva evangelización’.
“A menudo sucede que la Iglesia es para el hombre de hoy un recuerdo frío, si no una amarga decepción. Muchos, especialmente en Occidente, tienen la impresión de una Iglesia que no los comprende y está lejos de sus necesidades. Algunos la ven todavía demasiado poderosa en comparación con la gran pobreza del mundo”, ha explicado. Por ello, considera lógico preocuparse, pero ha recalcado que “una Iglesia preocupada por defender su buen nombre, que lucha por renunciar a lo que no es esencial, ya no siente la ardor para traer el Evangelio al presente”.
El Papa ha recordado a todos que “nosotros, que frágiles y pecaminosos, hemos sido inundados por el río en la plenitud de la bondad de Dios, tenemos esta misión: conocer a nuestros contemporáneos para hacerles saber del amar de Dios”. Y ha subrayado: “No tanto enseñar, nunca juzgar, sino hacernos compañeros de viaje”.
“Transmitir a Dios no es justificar su existencia”
Francisco ha recalcado lo importante que es “sentirse desafiado por las preguntas de los hombres y mujeres de hoy”. “Sin esperar haber respondido de inmediato y sin dar respuestas preempaquetadas, pero compartiendo palabras de vida, no destinadas a hacer prosélitos, sino a dejar espacio para la fuerza creadora del Espíritu Santo, que libera al corazón de la esclavitud que lo oprime y lo renueva”, ha añadido.
De la misma forma, Jorge Mario Bergoglio ha afirmado que “transmitir a Dios no es hablar de Dios, no es justificar su existencia; anunciar al Señor es ser testigo de la alegría de conocerlo”, porque “Dios no es la respuesta a una curiosidad intelectual o un compromiso, sino una experiencia de amor, llamada a convertirse en una historia de amor”.
El Papa ha indicado también que el amor de Dios “no varía según cómo nos comportemos: es amor incondicional”. “Qué hermoso es anunciar a este Dios fiel –ha continuado– a los hermanos que viven tibios porque el primer entusiasmo se ha enfriado”.
Por último, ha subrayado que “la fe es la vida que nace y renace del encuentro con Jesús, lo que en la vida es un encuentro nos ayuda a crecer en la fe: acercarnos a los necesitados, construir puentes, servir a los que sufren, cuidar a los pobres, consolar a los desanimados, bendecir a los que nos hacen daño… Así nos convertimos en signos vivos del Amor que proclamamos”.