Hace 500 años, el sueño de Fernando de Magallanes de abrir una nueva ruta marítima hacia las islas Molucas, el tesoro de la especiería –las especias eran el verdadero “oro de las Indias”–, fue también una expedición de la fe. “Un viaje del descubrimiento a la evangelización”, como lo define Ana Isabel Gamero, conservadora del Patrimonio Histórico-Artístico de la catedral de Sevilla.
Tres clérigos embarcan entre la tripulación de Magallanes y en las cinco naves –San Antonio, Trinidad, Concepción, Victoria y Santiago– que, bajo su mando, parte el 20 de septiembre de 1519 desde Sanlúcar: Pedro de Valderrama, Pedro Sánchez de la Reina y Bernardo Calmetas.
Los tres sacerdotes tendrán destinos no solo dispares, sino opuestos. Valderrama, natural del Écija (Sevilla), capellán de la nao Trinidad, el buque insignia, murió “a traición” en la isla filipina de Cebú una semana después de Magallanes y también a manos de los hombres de Cilapulapu. Era el 1 de mayo de 1521. A bordo de la Concepción iba el clérigo Pedro Sánchez de la Reina, uno de los 44 amotinados en el Puerto de San Julián, en la Patagonia, en abril de 1520. Fue condenado por Magallanes a una isla desierta. Allí fue abandonado el 11 de agosto de ese año por “haber amenazado a Magallanes con el fuego del infierno”.
Las primeras eucaristías
Pedro de Valderrama fue quien ofició las primeras misas en tierras argentinas, chilenas y filipinas. “De los datos que han llegado a mi poder, podemos afirmar que era eclesiástico, pudiendo haber pertenecido a cualquiera de las órdenes establecidas en Écija por las fechas de su vivencia, como eran los dominicos y franciscanos, dado que, en todas las noticias relativas al mismo aparece en algunas como fray, en otras, capellán, y, en algunas, clérigo”, explica Ramón Freire, cronista de Écija. En la Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV (1837), de Martín Fernández de Navarrete, aparece un documento del Archivo de Indias con la relación de los “criados del capitán y sobresalientes” en donde Valderrama, no obstante, se cita como capellán.