Francisco invita a participar el próximo domingo, 29 de septiembre, en la misa con motivo del Día Mundial de los Migrantes y Refugiados
El papa Francisco ha aprovechado la parábola del Evangelio de hoy (Lc 16: 1-13), que tiene como protagonista al siervo infiel, para hablar sobre la corrupción, ya que “desafortunadamente es habitual hoy en día”. Al presentar la oración mariana, ha vuelto a hacer hincapié en que el dinero es el “estiércol del diablo”.
Ante los miles de fieles que aguardaban en la plaza de San Pedro, Jorge Mario Bergoglio clamó con fuerza: “La riqueza puede empujar a levantar muros, crear divisiones y discriminar”. Por eso, “Jesús invita a sus discípulos a cambiar de rumbo”. Y es que “las personas valen más que las cosas y cuentan más que la riqueza que poseen. En la vida, de hecho, da fruto no quién tiene tantas riquezas, sino quién crea y mantiene tantos lazos, tantas relaciones, tantas amistades a través de las diferentes ‘riquezas’, que son los diferentes dones con los que Dios lo ha dotado”.
Desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, Francisco ha recordado que, “a la vista de nuestros fracasos, Jesús nos asegura que estamos siempre a tiempo para sanar el mal hecho”. Y lo ha argumentado: “Quien causó lágrimas, puede hacer feliz a alguien; quien malversó dinero, puede hacer regalos a los necesitados. Al hacerlo, seremos alabados por el Señor, porque ‘hemos actuado con astucia’, es decir, con la sabiduría de alguien que se reconoce a sí mismo como un hijo de Dios y se pone en juego para el Reino de los Cielos”.
Al acabar la oración, el Papa ha saludado a los asistentes y ha invitado a participar el próximo domingo, 29 de septiembre, en la misa con motivo del Día Mundial de los Migrantes y Refugiados para “expresar nuestra cercanía a los migrantes y refugiados de todo el mundo”.