“La misión está en el corazón del Evangelio. El primer enviado por el Padre es Jesucristo”. Este fue el mensaje central de la homilía pronunciada por el cardenal Ricardo Blázquez en la eucaristía de envío del Congreso Nacional de Misiones organizado en Madrid por Obras Misionales Pontificias y retransmitida por TVE.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española subrayó que la vocación misionera “no es un añadido” para el cristiano sino que emana del bautismo. “Todos estamos llamados a ser misioneros”, aunque algunos sean llamados “específicamente a la misión ad gentes, a salir de su tierra, porque han revivido una vocación y un carisma especial”. Es más, el también arzobispo de Valladolid explicó que la misión bautismal de todo creyente y la misión ad gentes “son complementarias y una no puede ser desarrollada a costa de la otra”.
Blázquez hizo referencia durante la homilía el derecho a la libertad religiosa. Eso sí, lejos de reivindicarlo con la mirada puesta en los poderes público, lo hizo con una mirada intraeclesial: “No puede significar para nosotros un amortiguamiento de la dimensión misionera. No podemos ejercer el proselitismo, no podemos imponer”.
“Hemos recibido el encargo del Señor en medio de este mundo”, señaló el purpurado, que matizó cómo la misión cristiana no puede ceder a un “todo es lo mismo” o a un “todo da igual”.
Por otro lado, ensalzó la entrega de los 11.000 misioneros españoles que dan su vida en los cincos continentes: “No son unos espontáneos, han sido llamados por Jesús”. Así, puso de manifiesto cómo, de la mano de sus tareas educativas, sociales, sanitarias y caritativas, sobre todo, “comparten la vida, la alegría y las penas” de aquellos con los que conviven.
Haciendo referencia a la encíclica “Redemptoris Missio” de san Juan Pablo II, el presidente de los obispos recordó que “la misión cristiana se inserta en el designio salvífico de Dios“. Así, presentó a Jesús como el primer “misionero itinerante”. Del magisterio del Papa polaco, también subrayó el esfuerzo que realizó para distinguir al colonizador del misionero: “Los misioneros no van a evangelizar en nombre de su pueblo o de su país, sino en nombre del Señor”.