Cultura

El Evangelio según Pasolini

  • Comunista, católico, homosexual, antiabortista… Ante todo, un hombre libre
  • Su película ‘El Evangelio según San Mateo’ (1964) convulsionó su tiempo
  • Ilusionado con el Concilio Vaticano II, admiró a Juan XXIII y a Pablo VI





Más de cuatro décadas de su brutal asesinato el 2 de noviembre de 1975 (en circunstancias aún no del todo aclaradas), Pier Paolo Pasolini sigue siendo un gigante de la cultura italiana: ensayista, escritor, poeta y, sobre todo, un cineasta eterno, con películas como ‘El Decamerón’, ‘Las mil y una noches’ o ‘Saló o los 120 días de Sodoma’, estrenada pocos meses antes de su muerte y que causó un escándalo sin parangón.

Y es que nada de lo que hizo Pasolini causó indiferencia, convulsionando a la sociedad transalpina al desnudar sus más íntimas contradicciones. Él mismo aunaba en su ser lo que, a ojos de muchos, eran principios básicos irrenconciliables entre sí: comunista, católico, homosexual o antiabortista… Todo ello lo vivió muchas veces en clave de combate.

Más que una película

Con todo, uno de los ejemplos más claros de su compromiso inexpugnable con la libertad (y la pasión) fue ‘El Evangelio según San Mateo’, rodada con medios muy rudimentarios en varios pueblos del sur de Italia marcados por la fuerte pobreza y estrenada en 1964.

El Cristo interpretado por Enrique Irazoqui (actor no profesional, como muchos otros que participaron en el film) generó una fuerte polémica en ciertos sectores eclesiales, pero, con el tiempo, se entendió mucho mejor por una mayoría y se valoró su agudísimo sentido dramático, que se percibía en las expresiones de los personajes, en los silencios o en los momentos en que la música lo invadía todo, desde la clásica hasta el gospel. Así, llegó a ser calificada por el anterior director de ‘L’Osservatore Romano’, Gian Maria Vian, como “la película más bella sobre Jesús”.

Vista en el Concilio

La cinta, que Pasolini dedicó al papa Roncalli, fue visionada incluso en las aulas que acogieron la celebración del Concilio Vaticano II. De hecho, este gran acontecimiento eclesial maravilló al cineasta, que vivió en estos años su etapa de mayor cercanía a la Iglesia, teniendo una cierta relación con Juan XXIII y Pablo VI.

Esta vertiente más espiritual encontró sus incomprensiones también entre algunos de los principales militantes del comunismo italiano de la época. Algo que Pasolini criticó sin ambages, denunciando “el nuevo poder consumista, que es completamente irreligioso, totalitario, violento, falsamente tolerante; más bien, más represor que nunca, corruptor, degradante”.

El pesar de Pablo VI

Tampoco gustó entre muchos de sus correligionarios políticos su contundente censura del aborto, algo que el director de cine calificó en ensayos y artículos como “la legalización del homicidio”.

La reacción a la muerte de Pasolini la recogió Juan Arias en El País en 1988, a través de una conversación con Magee, una religiosa que atendió a Montini hasta el final. Y refleja hasta qué punto le apreció: “La tarde en que la televisión estaba dando la noticia del homicidio de Pier Paolo Pasolini, yo no sabía quién era, pero hubo comentarios no muy benévolos sobre él. Pablo VI se puso de pie y, sobre la pantalla de la televisión que proyectaba la imagen del escritor y cineasta, trazó la señal de la cruz, diciendo: ‘Y ahora recemos todos por esta pobre alma’”.

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Etiquetas: cinecultura
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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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