La Fundación La Merced Migraciones ha presentado en la mañana de este lunes 23 de septiembre en su sede de Madrid su última iniciativa a la hora de acercar la realidad de los inmigrantes a nuestra sociedad: ImplicArte. Un proyecto que, mediante la convocatoria de concursos de cortos o la celebración de conciertos, buscará “ahondar en la sensibilización de la gente”, desde las claves con las que juegan en el nombre: “La implicación y el arte”.
Así lo ha asegurado el director de La Merced Migraciones, el mercedario Luis Callejas, quien ha recordado que su comunidad es pionera en este campo en nuestro país: “El primer hogar para menores extranjeros no acompañados en España lo impulsamos nosotros en 1987, cuando unos religiosos de nuestra congregación, al volver a Madrid tras ser expulsados por el Gobierno de Burundi, empezaron a trabajar con familias migrantes que vivían en chabolas. Al trabajar con ellas, se dieron cuenta de que acogían a menores solos. Tras contarlo en la comunidad, decidieron poner en marcha un piso de acogida para estos chicos”.
Hasta 2006 se volcaron en la atención de este perfil. Desde entonces, fueron más allá y buscaron dar respuesta a otro frente que, entendían, se había quedado descubierto: “El de esos chicos migrantes que, al cumplir 18 años, salían de los centros de menores y no tenían ninguna alternativa ni a dónde ir”. Fue así como comenzó un trabajo ingente que se puede resumir en estas cifras: en Madrid acogen en 15 pisos a 105 chicos de entre 18 y 17 años; en Valladolid, tienen tres hogares para 22 chavales; y, en Herencia (Ciudad Real), acogen a una familia integrada por siete miembros.
En 2010, fieles al carisma histórico mercedario, iniciaron un trabajo con presos de la cárcel de Alicante, apoyando a estos en la fase final de sus condenas, incidiendo en la formación y en la integración.
Otros proyectos de La Merced Migraciones son Salam (“para impulsar el diálogo interreligioso y, desde el conocimiento de las diversas religiones, la combatir los falsos estereotipos”), Valladolid Plural (que se presenta en dos días) o Puentes Para la Inclusión, su empresa de inserción laboral. Todo con el fin de que “las personas acompañadas sean protagonistas de su propia historia”.
Más allá de esta identidad asentada en la formación, el acompañamiento humano se vislumbra en un hecho destacable: “Nuestro equipo jurídico desarrolla un trabajo integral con cada persona, desde el inicio de su caso en su solicitud de protección internacional hasta que llega una respuesta, sea la que sea”.
De ello ha dado testimonio Djiby, un joven senegalés de 28 años que vino aquí hace 14: “Llegué desde mi país a Tenerife, donde pasé más de un año en su centro de menores, hasta que nos trasladaron al de Madrid, en Hortaleza. En cuanto cumplí los 18 años, me soltaron a la calle. Por suerte, los mercedarios me dieron una oportunidad y con ellos pude formarme, estudiando ESO y luego un grado medio de Cocina. Pude trabajar en restaurantes y conciliar eso con mis estudios, terminando el ciclo de Integración Social. Ahora sigo estudiando Trabajo Social en la UNED, mientras trabajo en un piso de la fundación, con chicos con problemas de salud mental”.
También ha contado su historia Abdellah, marroquí de 32 años: “Conocí a La Merced Migraciones al salir de Hortaleza, con 15 años. Gracias a ellos pude vivir en un piso y estudiar Trabajo Social. Hoy, puedo devolver lo recibido y trabajo en la fundación acompañando a los chicos. Ellos llegaron como yo, solos y sin oportunidades, pero ven en mí un motivo de esperanza, pues también partí desde cero y hoy tengo una vida independiente. Básicamente, hago lo que ellos hicieron conmigo: dar lo mejor de mí mismo y tratar de ser para ellos parte de su familia”.