Los cambios radicales que se están viviendo en el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para el Matrimonio y las Ciencias de la Familia (PITJPII) llegan a España, donde el mes de noviembre se inaugurará una nueva sede para comenzar el curso 2019-2020 acorde con los nuevos estatutos (aprobados el pasado 11 de julio) y con un renovado plan de estudios adaptado al Plan Bolonia, al que ha dado el visto bueno la Congregación para la Educación Católica.
Se confirma así la presencia en nuestro país de dos sedes oficiales –junto con la de Valencia, creada en 1994–, poniendo fin a las extensiones que de una manera un tanto irregular, según ha sabido Vida Nueva, se fueron creando en Murcia, Alcalá de Henares y Madrid de la mano de quien fue su primer director y actual obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá.
Petición expresa del Papa
La erección de esta nueva sede responde a la petición expresa que le hicieron al arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el papa Francisco y el gran canciller del PITJPII, el arzobispo Vincenzo Paglia, “acogiendo el deseo profundo de ambos de crear un centro nuevo que adoptase la realidad emanada del motu proprio Summa familiae cura, por el que en 2017 se instituía el Pontificio Instituto que sustituía al fundado por san Juan Pablo II en 1981, y para que se convirtiera en un auténtico centro de comunión”, señalan fuentes vaticanas.
De esta manera, en estos momentos se están intensificando los contactos tanto a nivel del Arzobispado de Madrid, de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal Española (donde ha sido estudiado por el Comité Ejecutivo y la Permanente, y en donde persisten resistencias en algunas subcomisiones) para “la pronta puesta en marcha” de esta sede, que también ha de servir “para reconducir la situación de los estudiantes, porque se estaba ofreciendo una enseñanza no reglada, incluso con convivencias de fines de semana por las que se daban unos determinados créditos”.
Partir de cero
En el arzobispado madrileño se está trabajando, por su parte, en que esta nueva instancia académica –que se ubicará en la plaza del Conde de Barajas– cuente en primer lugar con un claustro de profesores estable y que, al mismo tiempo, formen parte de él las demás instancias universitarias de la diócesis, como Comillas, el Instituto Superior de Pastoral (dependiente de la Pontificia de Salamanca), San Dámaso, el Instituto Teológico de Vida Religiosa… aportando docentes no estables, pero que sí puedan impartir algunas asignaturas. Docentes cuyo sostenimiento y gestión administrativa se le ha encargado a la Universidad Católica de Murcia.
“Se quiere que todas las realidades presentes en la diócesis contribuyan a difundir este evangelio de la familia para una formación reglada. No se trata de borrar lo que se ha hecho, sino de aceptar que esto es un segundo momento y una segunda institución, en unos tiempos distintos, y con un Papa distinto, que ha hecho un encargo muy hermoso. Pero no es una refundación: lo que se ha hecho es una extinción del anterior Instituto”.