El claretiano ha defendido el documento episcopal ‘Mi alma tiene sed del Dios vivo’ durante el acto de inauguración del curso académico del Instituto Teológico de Vida Religiosa
“El documento ‘Mi alma tiene sed del Dios vivo’, publicado por los obispos españoles hace unas semanas, creo que es un texto certero, en el que los obispos quieren darnos unas directrices acerca de lo que es realmente la oración cristiana”. Así ha comenzado su primera alocución el claretiano Fernando Prado en el acto de inauguración del curso académico del Instituto Teológico de Vida Religiosa, celebrado en Madrid ayer, 26 de septiembre.
En la lección, titulada ‘Contemplar, adorar, interceder: la enseñanza del papa Francisco sobre la oración’, Prado no solo ha salido en defensa del documento episcopal que hace unos días “hizo actual el tema de la oración”, sino que ha profundizado en la tesis que hace el documento a partir de las palabras del papa Francisco.
“Han surgido numerosas iniciativas que quieren dar respuesta a la nueva sed de espiritualidad que hay hoy en la sociedad”, ha afirmado Prado, haciendo referencia a la crítica sobre mezclar la oración cristiana con prácticas orientales como la meditación que se hace en el documento de los obispos españoles.
“El Papa en ‘Evangelii gaudium’ califica estas búsquedas actuales como fenómenos ambiguos y, ante esto, muchos cristianos nos preguntamos qué valor tienen estas formas de meditación de matriz no cristiana, si satisfacen de verdad la sed de Dios o no”, ha explicado Prado. Sin embargo, ha reconocido que “la Iglesia no puede dejar de dar una respuesta a esos hombres y mujeres que tienen sed de espiritualidad”.
Es importante comprender que el magisterio del papa Francisco sobre la oración no nace de la nada”, ha continuado Prado. “Nace con su abuela Rosa, madura con la Compañía de Jesús, continúa con su experiencia como obispo y cardenal…” y, por todo ello, “Francisco ha hecho hincapié en la importancia de la oración en la vida de los discípulos misioneros, ya sean laicos o personas consagradas”. A las personas consagradas, de hecho, se ha dirigido expresamente en numerosas ocasiones. “Nos ha dejado claro que la oración es el aire que nos hace renovar la llamada, sin el que no podríamos ser buenos consagrados”, ha subrayado.
“Francisco es muy clásico en cuanto a la oración cristiana, su lógica y sus exigencias”, ha apuntado Prado, “tiene muy claro lo que es: un diálogo, una relación personal entre el hombre y Dios”. Por este motivo, el claretiano ha establecido una comparativa entre la posición de los obispos españoles y la de Francisco, ya que para el Papa “Dios no es una energía cósmica e impersonal, ni el yo profundo que se encuentra con la meditación”.
Es, por el contrario, “una relación de persona a persona”, una relación de alteridad “trascendente”, en la que también se encuentra el factor de la “adoración”. Y aquí, Prado ha recordado las palabras de Francisco en cuanto a la “oración de petición”, muchas veces criticada pero defendida por el Papa, quien ha defendido que es la “más pura”, porque “es en la que nos reconocemos como criaturas que piden a su padre”.
Sin embargo, Prado ha señalado que muchas veces ha salido de la propia Iglesia la crítica a este tipo de oración, así como a las alabanzas “porque a dios no le hace falta que le demos las gracias”. Entonces, “si a Dios no se le puede pedir ni dar las gracias, entonces no nos sirve para nada. Tal vez los consagrados, con este tipo de ideas, hayamos contribuido a que la sociedad también se aleje de él”.