“Solo una Iglesia de últimos tendrá futuro”, advierte el arzobispo emérito de Tánger en Madrid en el marco de la Jornada del Migrante y el Refugiado
El arzobispo emérito de Tánger, Santiago Agrelo, no tiene dudas: “El problema que tenemos para acoger al migrante es el problema que tenemos para acoger a Cristo”. Fue su denuncia durante la conferencia que impartió esta tarde en Madrid en el marco de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.
“Es obvio que hacemos nuestras como Iglesia las razones que se utilizan en la sociedad para rechazar a los migrantes. Razonamos como sociólogos y economistas ante la migración, pero no como cristianos”, planteó en la sala de conferencias de la Universidad Pontificia de Comillas, repleta para una ponencia en la que estuvo acompañado por el director de Comisión Episcopal de Migraciones, José Luis Pinilla, así como del secretario general de CONFER, Jesús Miguel Zamora. “Solo una Iglesia de últimos tiene futuro”, sentenció.
“No es lo mismo leer Christus Vivit en una catedral que en una patera”, alertó al vertebrar su ponencia desde la exhortación apostólica, para subrayar que “el problema para abordar la cuestión migratoria es que nunca sentimos zozobrar nuestra barquilla, lo abordamos desde la engañosa seguridad de nuestros graneros repletos para muchos años”.
El religioso franciscano expresó que “Jesús siempre está del lado de las víctimas”. “Vivimos en un mundo de hermanos comprados y vendidos como esclavos, un mundo de desposeídos de todo por la ambición”, lamentó, toda vez que planteó a los católicos que “Dios tiene debilidad por esta humanidad pobre. Los últimos entre los últimos son la debilidad De Dios”.
“No hay lugar para la esperanza en una concertina”, insistió, para subrayar que “necesitamos de la ayuda de la fe para sobrevivir a la patera de nuestra vida”.
“Imagínense que hubiera razones razonables para que no pasaran los migrantes. Aun así, tendríamos que estar con ellos. Mientras esto no lo tengamos claro en la Iglesia, los políticos continuarán sin comprometerse”, promovió.
Desde ahí, cuestionó que la Iglesia esté presentando a Jesús de una manera “atractiva y eficaz” que permita conquistar a los jóvenes. “Si no somos capaces de cambiar el orden de los santos en una procesión, menos aún vamos a ser capaces de cambiar nuestra mentalidad al respecto”, añadió.
“Si no queremos que la Iglesia dé palabras vacías, tenemos que llenarlas de Jesús”, aconsejó desde su experiencia personal”