Vaticano

El Papa instaura el Domingo de la Palabra de Dios

  • La celebración tendrá lugar en el III Domingo del Tiempo Ordinario y responde tanto a las peticiones de los fieles como al deseo de Francisco, manifestado tras el Jubileo de la Misericordia
  • El Pontífice invita a los sacerdotes y obispos a que preparen bien las homilías y a que no se alarguen de manera “desmedida” ni resulten “pedantes” o toquen “temas extraños”





Con el ‘motu proprio’ ‘Aperuit Illis’ publicado este lunes, el Papa instauró el Domingo de la Palabra de Dios, una iniciativa que responde a las peticiones de los fieles y a los deseos del propio Francisco, como expresó tras la conclusión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en 2016. Para el Pontífice, esta celebración “nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable”.

En el ‘motu proprio’, Jorge Mario Bergoglio estableció que será el III Domingo del Tiempo Ordinario el que esté dedicado de forma especial a “la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios”. Se colocará así “en un momento oportuno de ese período del año, en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos”.

Formación adecuada

Francisco invitó a las comunidades católicas a vivir el Domingo de la Palabra de Dios “como un día solemne” en el que la celebración eucarística “se entronice el texto sagrado”. Para ello solicitó que algunos fieles “se preparen con una formación adecuada a ser verdaderos anunciadores de la Palabra”.

En su nuevo documento magisterial, el Pontífice lamentó que a menudo exista la tendencia de “monopolizar el texto sagrado relegándolo a ciertos círculos o grupos escogidos” y destacó cómo son los Pastores los primeros en tener “la gran responsabilidad de explicar y permitir que todos entiendan la Sagrada Escritura”. Tanto a los obispos como a los sacerdotes les recordó que deben dedicar “el tiempo apropiado para la preparación de la homilía”, pues “no se puede improvisar el comentario de las lecturas sagradas”. A los predicadores, insistió, “se nos pide el esfuerzo de no alargarnos desmedidamente con homilías pedantes o temas extraños”.

Corazón frío

Jorge Mario Bergoglio subrayó en ‘Aperuit Illis’ el “inseparable vínculo” entre la Eucaristía y la Sagrada Escritura , invitando a entablar “un constante trato de familiaridad” con ésta última, pues “si no el corazón queda frío y los ojos permanecen cerrados, afectados como estamos por innumerables formas de ceguera”. Y es que la Biblia no es “una colección de libros de historia, ni de crónicas, sino que está totalmente dirigida a la salvación integral de la persona”.

La parte final del texto señala la relación entre la escucha de la Sagrada Escritura y la práctica de la misericordia. “La Palabra de Dios es capaz de abrir nuestros ojos para permitirnos salir del individualismo que conduce a la asfixia y la esterilidad, a la vez que nos manifiesta el camino del compartir y de la solidaridad”, escribió Francisco, mostrando su deseo de que el Domingo de la Palabra de Dios “haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura”.

Lleno de polvo

El arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, reconoció en una entrevista con Vatican News, el servicio informativo oficial de la Santa Sede, que “es verdad que cada domingo escuchamos la Palabra de Dios”, pero ello no impide que una vez al año y en toda la Iglesia esta se pueda “proclamar con mayor solemnidad” para propiciar así “una reflexión particular”.  

Fisichella confesó que la gran mayoría de los cristianos no conocen las Sagradas Escrituras y que “la única vez que las escuchan” es en la misa del domingo. “La Biblia es el libro más difundido, pero es tal vez también el que está más lleno de polvo porque no lo tenemos en las manos”, lamentó.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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