El secretario de Relaciones con los Estados de la Santa Sede, el obispo Paul Richard Gallagher, ha participado hoy, 2 de octubre, en la inauguración del simposio sobre ‘Caminos para lograr la dignidad humana: asociarse con organizaciones religiosas’, que se está celebrando en el Vaticano. Unas jornadas que han sido organizadas por por la Sección de Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado y la Embajada de los Estados Unidos ante la Santa Sede, como parte de los eventos para celebrar 35 aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y los Estados Unidos de América.
“Unas relaciones que, como destacó Francisco en su visita apostólica a los Estados Unidos en septiembre de 2015”, ha apuntado Gallagher, buscan “construir una sociedad que sea verdaderamente tolerante e inclusiva, así como salvaguardar la dignidad y los derechos inalienables de toda persona humana”. Por este motivo, el simposio celebrado hoy se ha llevado a cabo bajo tres “preguntas importantes relacionadas con nuestro compromiso compartido con la promoción de la dignidad humana, a saber, el avance del derecho fundamental a la libertad religiosa, la lucha contra el flagelo de la trata de personas y la prestación de asistencia humanitaria”.
“La libertad religiosa”, ha comenzado el prelado, “es simultáneamente un principio fundamental que fluye de la naturaleza humana y una realidad existencial en la vida de cada persona”, pero que, “desafortunadamente, tanto como principio como en la experiencia vivida de demasiadas personas, está bajo amenaza”. Por eso, Gallagher ha recordado la firma de la declaración sobre la ‘Fraternidad humana’, firmada por el Papa y el Gran Imam de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, en Abu Dhabi en 2018, en la que declaraban “que las religiones nunca deben incitar a la guerra, las actitudes de odio, la hostilidad y el extremismo, ni deben incitar a la violencia o al derramamiento de sangre”.
Proteger los derechos humanos
“En el esfuerzo por promover la libertad religiosa, sería beneficioso para las autoridades políticas comprometerse con líderes religiosos, con organizaciones religiosas y con organizaciones de la sociedad civil”, ha recomendado Gallagher, ya que “es cada vez más evidente que la libertad religiosa (y la religión misma) es beneficiosa para las personas en muchas áreas de la vida”. Sin embargo, el obispo se ha mostrado “de la opinión con que el énfasis principal con respecto a la libertad religiosa no debe ser político o ideológico”, sino que su “principal preocupación debe ser proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de manera efectiva”.
“La trata de personas es una de las realidades más oscuras del mundo actual”, ha continuado Gallagher. Una realidad con la que “la Santa Sede y la Iglesia católica están profundamente comprometidas con la liberación, rehabilitación y reintegración de las víctimas”. Por ello, el prelado ha mencionado, a modo de ejemplo, el trabajo que “las hermanas religiosas católicas de todo el mundo”, hacen ” incansablemente para restaurar la dignidad de las víctimas de la trata”. Del mismo modo, ha señalado que “muchas de ellas se han unido en la Red Talitha Kum, que también está representada en este simposio”.
“Necesitamos personas valientes como estas para cambiar la vida de los vulnerables”, ha subrayado, a lo que ha añadido que la humanidad necesita “personas dedicadas para crear conciencia sobre el modus operandi malvado de los traficantes, necesitamos líderes valientes para tomar decisiones apropiadas para luchar y gradualmente derrotar este horrible crimen contra la humanidad”.
No hacer distinciones para ayudar
En cuanto a la necesidad de proporcionar asistencia humanitaria, Gallagher ha recalcado que, tanto la Santa Sede y como la Iglesia católica, a través de su red de agencias de caridad, “brindan asistencia humanitaria de beneficio directo a millones de personas en todo el mundo, especialmente en áreas de conflictos armados u otras crisis políticas, sociales o económicas”. Al distribuir la ayuda, las agencias y entidades católicas “no hacen distinción con respecto a la identidad religiosa o étnica de aquellos que requieren asistencia, y buscan siempre dar prioridad a los más vulnerables y a los más necesitados”, ha afirmado.
Sin embargo, Gallagher ha enfatizado en el hecho de que, a la hora de responder a emergencias humanitarias, “la Santa Sede cree que es urgente abordar las causas profundas de tales crisis, como guerras horribles, persecuciones, violaciones de derechos humanos, inestabilidad política o social, pobreza extrema, consecuencias de cambio climático, etc”. En este sentido, “es importante recordar el llamado del Papa Francisco, en ‘Laudato sì’, a una “ecología integral” que subraye el vínculo entre la protección del medio ambiente, la lucha contra la pobreza, la justicia social, la economía y la política”.