El Papa quiere más cambios en la Iglesia. Y los quiere ya. Así lo dejó caer esta mañana en la misa de apertura de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica.
Francisco reclamó valentía y coraje en una basílica de San Pedro repleta, entre los que se encontraban los más de 300 obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que participarán desde mañana en este foro para reflexionar sobre el compromiso y misión evangelizadora de la Iglesia en esta región de América Latina que abarca a nueve países e implica a 30 millones de personas.
Fieles a la novedad
El Papa les planteó la necesidad de “ser fieles a la novedad del Espíritu”, cultivando, eso sí, la prudencia, que contrapuso a la cobardía, la timidez y el temor. Así, propuso a los padres sinodales poner en práctica “una prudencia audaz” que “inspire nuestro Sínodo para renovar los camino de la Iglesia en Amazonía de modo que no se apague el fuego de la misión”.
El maridaje de los términos “prudencia” y “audacia” no es casual. Francisco es consciente de la urgencia de acometer reformas en la Iglesia, pero también sabe de las dificultades para llevarlas a cabo de forma brusca, ante las resistencias de los grupos católicos más conservadores, que han llegado a tachar de “hereje” al Instrumentum Laboris del Sínodo, o lo que es lo mismo, el documento base de trabajo para este mes.
Reavivar el fuego
Tal y como viene señalando en multitud de intervenciones, Francisco se negó a que la Iglesia siga marcada por el “siempre se ha hecho así” y por “la preocupación de defender el status quo”. Es más, Francisco echó mano en su homilía de la exhortación Verbum Domini de Benedicto XVI para rechazar “una pastoral de mantenimiento”. “Reavivar el don en el fuego del Espíritu es lo contrario a dejar que las cosas sigan su curso sin hacer nada”, insistió.
Centrado en la actualidad de la realidad amazónica, Francisco aprovechó su homilía para denunciar que “el fuego aplicado por los intereses que destruyen, como el que recientemente ha devastado la Amazonía, no es el del Evangelio”. “¿Cuántas veces ha habido colonización en vez de evangelización? Dios nos guarde de los nuevos colonialismos”, avisó.
Mártires de la Casa Común
“Muchos hermanos y hermanas en la Amazonía llevan cruces pesadas y esperan la consolidación liberadora del Evangelio y la caricia de amor de la Iglesia”, subrayó Francisco que improvisó un emotivo recuerdo a los mártires de la región y puso en valor la entrega del cardenal Claudio Hummes, relator general de la Asamblea Sinodal.
El Papa se dirigió especialmente a los obispos participantes en el encuentro sobre la gravedad de su responsabilidad y del don recibido como pastores. “No hemos firmado un acuerdo, no nos han entregado un contrato de trabajo ‘en propia mano’”, les espetó Francisco, recordándoles además del riesgo de perder el norte: “Si nos ponemos nosotros en el centro y no el don, dejamos de ser pastores y nos convertimos en funcionarios: hacemos del don una función y desaparece la gratuidad”.
Convocados a servir
De esta manera, les instó a ser “siervos inútiles” en términos bíblicos, que lo tradujo como “siervos sin beneficio”: “Sintámonos convocados aquí para servir”.
Arranca así una cita en la que se abordarán cuestiones con implicaciones que van más allá de la Amazonía como los ministerios ordenados, la defensa de los derechos de las minorías étnicas y la ecología integral. Tanto es así que durante los últimos meses se han acrecentado las críticas hacia esta apertura al diálogo y la sinodalidad de Francisco, unas resistencias que nacen de los mismo grupos que vienen poniendo en duda cada una de las reformas que el Papa argentino viene acometiendo en sus seis años de Pontificado. “El fuego devorador se extiende cuando se quieren sacar adelante solo las propias ideas, hacer el propio grupo, quemar lo diferente para uniformar todos y todo”, dijo al respecto en la homilía.