El tercer día de trabajo en el Sínodo para la Amazonía ha incidido de un modo especial en la vulneración de los derechos elementales de las poblaciones amazónicas, amenazadas por las consecuencias de un capitalismo descontrolado y que adquiere diversas manifestaciones: corrupción, deforestación, contaminación de los ríos y afluentes o incendios voraces.
En algún momento, en el aula sinodal, se ha hablado claramente de “genocidio”, incidiéndose en que grupos externos presionan a comunidades vulnerables con la violencia y la extorsión, llegándose en bastantes ocasiones al asesinato de líderes indígenas. Como informa Vatican News, una de las propuestas formuladas es la de crear un observatorio eclesial internacional para la protección de los derechos humanos en la región panamazónica.
Lentitud en la respuesta
Más allá de esta reflexión sobre la situación social, se ha plasmado todo un ejercicio de autocrítica por el que se ha lamentado la “lentitud” con la que la Iglesia católica “ha ido respondiendo a las necesidades de la población”. Un vacío que, con el tiempo, han llenado otras confesiones religiosas, especialmente, las pentecostales.
Así, se ha reivindicado la interculturalidad como el mejor modo de encarnarse en la realidad y el alma de las poblaciones amazónicas, teniendo siempre en cuenta la inmensa diversidad de lenguas, etnias y costumbres. Las claves aportadas han girado en torno a conceptos como la “sana descentralización” o el rechazo a “una imposición desde arriba de la propia cultura”, apostándose claramente por “la aceptación del otro”, tal y como es. Solo así se alumbrará una Iglesia en verdad “misionera” y con “rostro indígena”.
Nuevos ministerios
Desde esta perspectiva, se ha entrado de lleno en una de las cuestiones que más polvareda levantan dentro y fuera del aula sinodal: la posible apuesta por los ‘viri probati’, padres de familia que, encarnados en la cultura local, puedan ser consagrados sacerdotes. “La llamada –se ha dicho– a una mayor participación de los laicos en la creación de nuevos ministerios que respondan a las necesidades de los pueblos amazónicos es también parte de una perspectiva sinodal: la Iglesia debe ser creativa al proponer un ministerio multiforme entre los pueblos de la selva”.
“Desde el Concilio Vaticano II –se continúa en el portal vaticano–, se han pedido mayores esfuerzos en favor de la inculturación de la liturgia, con celebraciones que respeten tanto las tradiciones y lenguas de los pueblos locales como el mensaje integral del Evangelio. Es necesario un cuidadoso discernimiento por parte de los obispos para que no se excluya a priori ninguna solución, ni siquiera la de la ordenación de los hombres casados”.
Celibato y castidad
Ha sido en este momento cuando, según relata Vatican News, en una clara crítica al cambio social gestado en mayo del 68, se ha expresado con fuerza “la petición de muchos seminaristas de una formación afectiva ‘para curar las heridas causadas por la revolución sexual’: hoy muchos desean redescubrir y conocer el valor del celibato y la castidad. La Iglesia no se queda callada al respecto, sino que ofrece su tesoro: la doctrina que transforma los corazones”.
Siguiendo con la llamada del papa Francisco a que en el Sínodo se debatan todas las cuestiones significativas sin miedos ni tabúes, se ha vuelta a recalcar la idea de “establecer un ministerio laico de mujeres para la evangelización”. Una situación pastoral que bien podría ser la del diaconado. En este sentido, algunos padres sinodales han defendido que “es necesario promover una participación más activa de las mujeres en la vida de la Iglesia desde una perspectiva samaritana”. Otros no han dudado a la hora de pedir “combatir la violencia generalizada contra las mujeres”.
Pastoral de la presencia
En el día a día misionero, se ha llamado a “pasar de la pastoral de la visita a la pastoral de la presencia y de la escucha, proclamando la ternura divina y promoviendo el cuidado de la Casa Común, no solo entre los amigos, sino también entre los que están lejos y piensan diferente”.
No ha pasado por alto la situación de los migrantes, víctimas de “la imposición de un modelo occidental extractivo que afecta a las familias y obliga a los jóvenes a desplazarse por las ciudades”. De ahí que haya que dar un renovado impulso a la pastoral urbana.
Teología indígena y oración por Ecuador
El último punto abordado ha sido el de la “teología indígena”, insistiendo en que, en este rincón concreto del mundo, la Iglesia ha de tener un “rostro indígena”, siendo capaz de “releer los elementos esenciales del universo católico en clave indígena”.
La jornada ha concluido con una oración por Ecuador, llamando a una salida pacífica de la crisis que atraviesa estas semanas.