La Asamblea Sinodal Especial para la Región Panamazónica busca ser un antes y un después, no solo para esta región que abarca nueve países y que habitan más de 30 millones de personas. También para las mujeres de la Iglesia. Así lo apreció hoy en rueda de prensa Birgit Weiler, de la Congregación de las Hermanas Misioneras Médicas: “Hay una atmósfera muy abierta para las hermanas y religiosas, somos muy aceptadas en el grupo, no hay actitud clerical, hay mucha libertad de discurso”.
No en vano, se trata de la cita sinodal con mayor participación femenina de la historia -35 mujeres de un total de 300 participantes-. Eso sí, de momento, ellas no cuentan con derecho a voto. La teóloga alemana y misionera en Perú apuntó que también se está abordando esta demanda en los grupos de trabajo: “Se trata de un punto fuerte, incluso por obispos, el tema del reconocimiento, que caminar juntos en forma sinodal significa decidir todos también”.
“Esperamos ser invitadas para asumir posiciones de liderazgo”, reivindicó la religiosa, que recordó cómo en el Instrumentum laboris de este foro vaticano se reconoce que “prácticamente la mayor presencia pastoral está liderada por mujeres en Amazonía”. Por ello, más allá del reconocimiento del trabajo realizado, subrayó la necesidad de ser “aceptadas en lugares de liderazgo, de cómo trabajamos juntos. Es un signo de nuestros tiempos que las mujeres irán creciendo”.
“Es hermoso que podamos hablar sobre cómo nos sentimos las mujeres en la Iglesia. Somos una comunidad de hermanas y hermanos tratando de vivir juntos lo que el espíritu quiere decirle hoy a la Iglesia”, completó.
Junto a la religiosa, también participó en este encuentro diario con la prensa el arzobispo de Palmas (Brasil), Pedro Brito Guimarâes, que instó a la Iglesia a reconocer su parte de culpabilidad por el episodio de gravedad que atraviesa la Casa Común. “No podemos relativizar la cuestión del medio ambiente. Debemos mencionar los pecados ecológicos que también son algo nuevo para la Iglesia. Debemos comenzar a confesarlos”, subrayó.
“Muchas veces los indígenas están aislados porque se ven obligados a huir. Se defienden escondiéndose en el bosque. A menudo se enferman. Debemos respetarlos. Son personas frágiles”, defendió.
Preguntado por el avance de los grupos evangélicos, Guimarâes consideró que “este fenómeno del cambio de religión está muy extendido y uno de los motivos es la falta de acogida”.