Este lunes, tras las canonizaciones del domingo 13 de octubre, se han retomado los trabajos del sínodo de la Amazonia con la novena Congregación General. La formación permanente, la denuncia de la violación de los Derechos Humanos o la ordenación de personas casadas han estado entre los temas de la mañana. Los 179 Padres sinodales presentes, junto con el papa Francisco, han recordado en su oración la situación de Ecuador, tras la llega a un acuerdo entre el Gobierno y los líderes indígenas.
La fuerza de la comunicación
Sobre la mesa han estado la cuestión de la formación permanente y la implantación del catecumenado como respuesta a la disminución del número de comunidades religiosas. La formación debe ir más allá de los libros y ofrecer testimonios vitales que hagan síntesis entre el cristianismo y la cultura local. Solo una teología indígena hará frente a la proliferación de las sectas o al aumento de la indiferencia religiosa.
Por ello se ha invocado la creación un ecosistema de comunicación eclesial panamazónico, en sintonía con la realidad multiétnica, multicultural y multirreligiosa de la región. Una red de personas a través de las que fluya la información y los resortes para hacer una lectura crítica de la realidad.
Nuevas formas de ministerio
Más allá de estos principios de fondo, se ha ratificado como “fundamental” la presencia de los distintos ministerios, también los laicales. En este sentido, se ha valorado la presencia de las mujeres “insustituibles en el cuidado samaritano, en la custodia y la protección de la vida”.
En este sentido, y en consonancia con la Tradición de la Iglesia, se ha pedido una reflexión sobre el tema del sacerdocio, sin temor al discernimiento y desde una perspectiva amazónica. Para ello se ha pedido escuchar la hipótesis de la ordenación de las personas casadas, sin diluir nunca el valor del celibato. En este sentido se abre la puerta una posible actualización de la Carta Apostólica ‘Ministeria Quaedam’ de Pablo VI para incorporar a diáconos permanentes y diáconos indígenas.
Voz de los sin voz
El sínodo ha alabado la labor de las representaciones pontificias siendo la voz del pueblo amazónico en las instituciones internacionales. Por ello, se ha sugerido la creación de un observatorio eclesial internacional sobre la violación de los derechos humanos del pueblo amazónico y que siga sensibilizando en la importancia de la ayuda a este pueblo.
También se ha propuesto la idea de crear comunidades cristianas eco-interculturales abiertas al diálogo interinstitucional e interreligioso que enseñen nuevos estilos de vida orientados al cuidado de la Casa Común. Y es que las comunidades indígenas sufren las consecuencias de la extracción de recursos, forestales y minerales de sus tierras por parte de empresas, sin tener ningún tipo de beneficio. A esto se une, han denunciado, el tráfico de drogas. Una mayor biodiversidad garantizaría, además, la soberanía alimentaria de los pueblos indígenas, ya que muchas de las plantas propias son explotadas por las empresas farmaceúticas.