Los católicos no pueden comportarse como evangelizadores que ponen “impedimentos a la obra creativa de Dios”, que quiere que “todos los hombres se salven”, sino favorecer “el encuentro de los corazones con el Señor”. Fue este el principal mensaje que dejó el papa Francisco en la audiencia general que presidió este miércoles en la plaza de San Pedro del Vaticano.
“¿Y nosotros, cómo nos comportamos con nuestros hermanos, especialmente con los que no son cristianos? ¿Somos un impedimento para el encuentro con Dios? ¿Obstaculizamos su encuentro con el Padre o lo facilitamos?”, preguntó Jorge Mario Bergoglio a los miles de fieles y peregrinos presentes en su catequesis, dedicada a los Hechos de los Apóstoles.
Cambio de mentalidad
El Pontífice animó a pedir “la gracia de dejarnos asombrar por las sorpresas de Dios, de no obstaculizar su creatividad, y de reconocer y favorecer los caminos siempre nuevos a través de los que el Resucitado derrama su Espíritu en el mundo y atrae los corazones haciéndose conocer como el ‘Señor de todos’”. En su alocución, puso el ejemplo del “cambio de mentalidad” de Pedro, que Dios quiso que “no valorara las situaciones y las personas según las categoría del puro y del impuro, sino que aprendiera a ir más allá, para ver a la persona y a las intenciones de su corazón”. Jesús dijo claramente que lo que hace impuro al hombre “no viene de fuera sino solo de dentro, del corazón”.
En su saludos en los distintos grupos lingüísticos en la parte final de la audiencia, Bergoglio le recordó a los peregrinos polacos que hoy se cumplen 41 años de la elección de Karol Wojtyla como obispo de Roma. Agradeció al Señor “los bienes” que se produjeron “en la Iglesia, en el mundo y en los corazones” gracias a “las palabras, las obras y la santidad” de Juan Pablo II. “Recordemos que su llamada a abrir los corazones a Cristo sigue siendo actual”, remarcó el Papa argentino, cuyo mensaje fue saludado por un aplauso de los fieles congregados en la plaza de San Pedro.