Norbert Tawanda Matongo, sacerdote en la Diócesis de Gokwe (Zimbabwe) y delegado diocesano de Educación, nació en 1975. Su vida de fe la marcó el padre Ángel Arnaldos (Molina de Segura, 1936), sacerdote del IEME en Kana, a unos 80 kilómetros de Gokwe, de donde es originario.
“Fui bautizado por él –relata a Vida Nueva–, me dio la primera comunión y la confirmación y, a una edad muy temprana, fui inspirado e influenciado en lo que hoy es mi vocación: el ministerio sacerdotal. El padre Arnaldos visitaba el área donde yo vivía y sus actitudes de servicio y disponibilidad hacia nosotros me inspiraron mi vocación”.
“Las celebraciones de la eucaristía –repasa–, así como también los encuentros en las pequeñas comunidades cristianas, que teníamos y tenemos por la misión de Kana, han sido y son un pilar muy importante en la Diócesis de Gokwe, y fueron fuente de inspiración en mi vocación”.
Más allá de las celebraciones y los encuentros, Arnaldos guardaba un espacio especial para los jóvenes en los que intuía que bullía una honda espiritualidad: “Organizaba también talleres de fin de semana para aquellos muchachos con inquietud sacerdotal; ahí estuve yo. Mi vocación y mi iniciación a la fe se las debo a este gran sacerdote que lleva entre nosotros 60 años. Siempre me animó, y no sería lo que soy si no hubiera tenido su ayuda”.
“Curiosamente –remata–, poco después de mi ordenación, fui el párroco de la misión de la que soy originario: Kana. Lo más imitable que he visto en él es su celo pastoral y la buena administración de la misión en todos los aspectos, económicos y pastorales”