El presidente del Episcopado Mexicano, Rogelio Cabrera López, aseguró que cada vez es más complicado definir el perfil de un católico en México, pues los elementos que hasta hace poco eran clave para saber si una persona profesaba la religión, hoy no son tan exactos.
Al participar en el encuentro anual de comunicadores católicos, celebrado en la Diócesis de Ciudad Juárez, en el estado norteño de Chihuahua, Rogelio Cabrera explicó que anteriormente había tres señales para saber si una persona era católica: “Primero, su amor a Cristo, concretamente a la Eucaristía; segundo, su amor a la Virgen María, concretamente a la Guadalupana; y tercero, el amor a los pastores, especialmente al Papa, a los obispos y a los sacerdotes”.
Sin embargo –dijo– esos tres amores ahora no son muy claros, sobre todo el tercero, pues “se ha mudado el modo de percibir al Papa, de percibir al obispo y a los sacerdotes. Hace 40 años era muy difícil que alguien te insultara o se expresara mal del Papa, pero hoy es el pan de cada día”.
Durante su participación en el panel ‘Cómo recuperar la confianza en la Iglesia a través de las acciones y la comunicación de estas’, aseguró que en este momento es muy difícil definir el perfil de un católico, pues muchos de ellos incluso mezclan el catolicismo con la magia o el esoterismo.
Al referirse al Censo de Población 2010, que apunta que el catolicismo es la religión dominante en este país con alrededor del 82.7 por ciento de la población total, Cabrera López consideró que se trata de una medida muy escueta e insuficiente, pues no explica el fenómeno social que ocurre en en México.
“En algunos lugares, el hecho de que el 90% sea católico, no significa participación, adhesión y pertenencia, son muchos modos de ser católico o de pertenecer o de vivir la fe católica”, dijo.
Explicó que una forma importante de medir la adhesión a la Iglesia es justamente la participación de los fieles en misa, y en este sentido, México andaría en el 17% de asistencia de los que se declaran católicos, lo cual contrasta con Polonia, un país muy católico en donde más de la mitad de quienes se dicen católicos, acuden a la celebración eucarística.
La medición es muy compleja –continuó– lo que sí es un hecho es que estamos viviendo una profunda pluralidad al interno de la Iglesia católica y en el país en general, donde no es fácil perfilar el tipo de creyente, “pues los límites están muy pálidos”. “Pero como quiera, el número de los fieles disminuyen”, apuntó.
En el panel, además del presidente de la CEM, participaron el secretario general Alfonso Miranda; el obispo Víctor René Rodríguez, presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación, y el padre Javier Calvillo, responsable de la Casa de Migrantes de Ciudad Juárez.