Si Benedicto XVI sufrió en 2012 el primer caso Vatileaks (con el robo de documentos por parte de su mayordomo y su filtración al periodista Gianluigi Nuzzi), lo que, a la postre, pudo ser decisivo en su decisión de dimitir, y, en 2015, Francisco padeció la misma lacra, siendo los principales señalados el sacerdote español Lucio Vallejo Balda y la italiana Francesca Chaouqui, que robaron información confidencial de la Santa Sede y se la pasaron a los periodistas Nuzzi y Emiliani Fittipaldi, ahora ha vuelto a ocurrir… En plena lucha de poder en las cloacas vaticanas, Bergoglio ve estos días cómo las portadas de los medios italianos ya airean el ‘Vatileaks 3’.
Todo empezó el pasado 1 de octubre, cuando la Gendarmería Vaticana, tras una denuncia previa del Instituto para las Obras de Religión (IOR) y la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), entró en las oficinas de la Primera Sección de la Secretaría de Estado y en las dependencias de la Autoridad de Información Financiera (AIF), y confiscó documentos confidenciales y ordenadores, deteniendo además a cinco personas y suspendiéndolas de servicio. En ese primer momento, no se rebeló la identidad de ninguna de ellas.
Publicación de los nombres
Sin embargo, al día siguiente, el diario L’Espresso publicaba la nota interna de la Gendarmería Vaticana, liderada entonces por Domenico Giani (quien ha dimitido esta semana), donde aparecían los nombres y los rostros de los cinco imputados.
Este viernes 18, La Stampa da a conocer detalles de la investigación ciertamente espinosos, como que se podrían haber extraído 200 millones del Óbolo de San Pedro, con los donativos de los fieles para las personas más pobres, para invertirlos en la adquisición de un palacete vaticano en Londres. Dicha operación habría sido realizada a través del fondo luxemburgués Athena Capital Global Opportunities, administrado por Raffaele Mincione.
Fraude, malversación, lavado…
Como detalla el autor de la noticia, Domenico Agasso jr, el promotor de Justicia, Gian Piero Milano, principal impulsor de la investigación, “ha identificado serias indicaciones de malversación de fondos, fraude, abuso de cargos, lavado de dinero y autolavado” por parte destacados de miembros de la Curia.
Aunque se destaca que estas operaciones financieras supuestamente corruptas serían de “hace años”, en la lucha de poder que se vive en el pontificado de Francisco por parte de quienes son más reacios a su figura, se trata de extender la sombra de la sospecha al actual Sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña; incluso más que a quien entonces ocupaba el cargo, Angelo Becciu, actual prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos y a quien La Stampa le achaca que “planeó asignar 250 millones a una plataforma petrolera en Angola, donde había sido nuncio”.
Guerra total
Hoy mismo, Il Messagero es apocalíptico a la hora de definir la situación en la Santa Sede: “La guerra total, a la sombra de la Cúpula, parece estar en marcha y continúa sin escatimar golpes. Y tiene un plazo no exento de implicaciones: la primavera del próximo año. Una espada de Damocles en el Vaticano. Una fecha crucial para las finanzas de Oltretevere si las medidas no se toman rápidamente. El próximo mes de abril es el final de la hipoteca extremadamente cara que la Santa Sede puso en marcha en el momento de comprar la famosa propiedad de Londres, ubicada en una zona muy céntrica”.
El Vatileaks 3 ha estallado… Y no parece que su repercusión vaya a ser menor que los dos anteriores.