Impulsada por la Fundación Mundubat y por las Brigadas Internacionales de Paz, nace la plataforma Voces Defensoras, con el fin de coordinar y apoyar a movimientos y organizaciones sociales de todo el mundo volcadas con los defensores de los derechos humanos en contextos de riesgo y en la consecuente denuncia del hostigamiento que muchas veces padecen estos por parte de gobiernos y multinacionales.
“Muchas de las personas –explican en su web– que defienden derechos fundamentales, así como sus organizaciones y comunidades, están expuestas a las amenazas, la estigmatización y la violencia. Tejemos una plataforma solidaria para generar conciencia crítica sobre su situación, así como para ser un altavoz de sus luchas y demandas”.
Por ahora se han sumado 15 entidades sociales, destacando la gran diversidad entre ellas, tanto geográfica como temática. Entre ellas, hay dos eclesiales: la Diócesis de Quibdó y la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, ambas en Colombia.
Para completar su puesta en marcha, los miembros de Voces Defensoras publican en su espacio digital cuatro informes detallados sobre la situación de los derechos humanos en Colombia, Guatemala, Honduras y México.
Un simple vistazo por las estremecedoras cifras que ofrecen los informes explica hasta qué punto es urgente visibilizar esta dramática realidad, especialmente preocupante en América Latina, donde tantos líderes sociales han sido asesinados en las últimas décadas por defender a sus comunidades locales de la voracidad de los intereses externos que devastan su tierra.
Un claro ejemplo lo ofrece el informe ‘En peligro constante’, centrado en la situación en los países centroamericanos Honduras, El Salvador y Guatemala. Allí, “según Amnistía Internacional, en 2017 fueron asesinadas en estos países más personas que en la mayoría de las zonas de conflicto del planeta. Con 60 homicidios por cada 100.000 habitantes, El Salvador registra actualmente la tasa de muertes violentas más alta del mundo y Honduras ocupa el cuarto lugar con 43,6 de cada 100.000”.
“La inseguridad y la violencia –se concluye– afectan particularmente a las personas o grupos que desafían las normas sociales o el statu quo, como los defensores de los derechos humanos, los pueblos indígenas, las mujeres y las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales”.