“No reconocemos a Vuestra Eminencia en cuanto ‘comisario’ de la Asociación Privada de Fieles Heraldos del Evangelio”. En estos términos, se dirigió el presidente del movimiento Felipe Eugenio Lecaros a Raymundo Damasceno el pasado jueves 17 de octubre cuando el cardenal viajó hasta Brasil para abrir un proceso de investigación. Según ha podido confirmar Vida Nueva, entre los asuntos a examinar se encuentran, entre otros asuntos, posibles deficiencias en el estilo de gobierno, el cuidado pastoral de las vocaciones, la formación, la recaudación y gestión de recursos.
En un comunicado elaborado por su equipo de comunicación en Brasil, los Heraldos tachan de “absoluta invalidez y completa ilegalidad” el decreto por el cual se ha abierto la investigación vaticana, en tanto que, desde su punto de vista, contiene “errores de base”. Es más, incluso se acusa al Vaticano de actuar de una manera “encarnizada y arbitraria”.
Así pues, el jueves, Lecaros expuso a Damasceno que la orden de la Santa Sede se refiere a ellos como una “asociación pública de fieles” cuando ellos están aprobados como “asociación privada de fieles”, lo que les lleva a sostener que el hecho de “comisariar” violaría para ellos “el derecho sagrado e inviolable que tienen los fieles de asociarse en la Iglesia, con sus propios estatutos y sus propias autoridades”.
En su encuentro personal con el cardenal comisario, Lecaros le llegó a decir cara a cara que “es como si un oficial de justicia se presentara en la casa de ‘Antonio López’ con una notificación para ‘Pedro Rodríguez’”.
El texto de los Heraldos defiende que cualquier proceso debería llevarse desde el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y no por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, quien ha tomado la iniciativa en este caso y para ellos “no tiene competencia legal”.
Sin embargo, en el comunicado también reconocen que el decreto vaticano sí recoge que se ha dictado “de acuerdo con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida”, si bien aprecia que “no menciona que este Dicasterio haya designado expresamente alguna delegación”.
El tono del documento se endurece al cuestionar las “graves razones” que ha determinado el emisario vaticano pues, para los Heraldos, solo se presentan “generalidades” que califican de “sospechosa inconsistencia”. Incluso se acusa al Vaticano de querer comisariar a la entidad “de una manera encarnizada y arbitraria”.
Es más, el comunicado, firmado por el responsable de prensa de la entidad, Humberto Goedert, ataca directamente al prefecto para la Vida Consagrada, el cardenal Joao Braz de Aviz: “Si hemos hecho algo malo, díganos claramente el qué; pero si no, ¿por qué procura castigarnos a toda costa?”.
Desde ahí, insisten que, como asociación, “no ha incurrido en ningún delito y siempre se ha mantenido una integridad de la fe y de las costumbres” y se reitera en la existencia de un “linchamiento moral” mediático con “daños morales irreparables”. A pesar de este plante a la Santa Sede, desde la realidad eclesial aseguran que el encuentro tuvo lugar en “profunda transparencia y sinceridad” y en un marco de “comunión eclesial”.