Desde Roma, el papa Francisco se ha unido a las celebraciones con motivo de la fiesta de la primera santa colombiana, Laura Montoya Upegui, quien hace 70 años partió para la casa del Padre, el 21 de octubre de 1949.
“Nunca abandonen el Amazonas”
“Les pido que nunca abandonen esa misión tan linda que tienen en el Amazonas”, ha dicho el Papa, en un video-mensaje publicado por la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), en el que saluda y envía su bendición a las Misioneras de la Madre Laura –más conocidas como ‘Lauritas’– y recuerda que “hay que redoblar el trabajo allí“.
Francisco, además, se muestra crítico ante la realidad de la Amazonía: “tiene que recuperar gente, atraer gente, porque es un tesoro que Dios nos ha dado y que nosotros por descuido estamos destruyendo”, ha dicho el obispo de Roma, sin dejar de llamar la atención sobre las falencias de la misión pastoral de la Iglesia en esta región: “los cristianos, por descuido o por comodidad no estamos evangelizando”.
En Roma, en el contexto de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, se celebró una Eucaristía a las 3 p.m. con motivo de la fiesta de santa Laura, en la iglesia Santa María in Transportan, sobre la Vía della Conciliazione, por iniciativa del embajador de Colombia ante la Santa Sede, Jorge Mario Eastman, quien subrayó que la antioqueña “fue a la periferia, a los sitios más lejanos del país, y evangelizó protegiendo a los más débiles y a una comunidad discriminada social y económicamente, como lo son los indígenas”.
Defensora del medio ambiente
Para Eastman es claro que “tenemos una santa en Colombia que ha defendido el medio ambiente”, asunto que hace parte del discernimiento de los padres sinodales, de cara a la urgencia de tomar decisiones a favor de la ecología integral y el cuidado de la ‘casa común‘.
La misa fue presidida por el arzobispo de Villavicencio, Óscar Urbina Ortega, quien también es el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia y encabeza la delegación del país en el Sínodo. Concelebraron 16 obispos –colombianos y ecuatorianos, la mayoría– y más de 30 sacerdotes. Ademas, estaba presente un significativo grupo de religiosas lauritas, así como la presidenta y la secretaria general de la Confederación Latinoamericana de Religiosas y Religiosos (CLAR): Gloria Liliana Franco Echeverri y Daniela Cannavina, respectivamente.
Celebración en clima sinodal
“Es una gracia celebrar los 70 años del nacimiento de la madre Laura Montoya para el cielo, en el clima amazónico de nuestro Sínodo eclesial”, comenzó diciendo monseñor Urbina en su homilía, enfatizando que “esta mujer extraordinaria no se cansó de caminar junto a los pequeños y arrastró tras sí una estela de mujeres que comprendieron su carisma“.
En efecto, “la Madre Laura, que fue incansable por tierra y agua en nuestro territorio, había intuido en su alma maternal que el Señor es un Dios vivo, que no es mudo, que busca ante todo el corazón, que es el centro de la vida, pues es el centro del amor”, añadió el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Por su parte, la Hna. Inés Zambrano, Superiora General de las Lauritas, destacó cómo “Laura comprende y defiende la dignidad humana y la vocación divina del pueblo indígena, en su proceso de inculturación del Evangelio”, al punto que “se inserta en las selvas, y vive como ellos en pobreza, sencillez y humildad”.
‘Madre de los indígenas’
Asimismo, la Hna. Inés hizo memoria de la condición mística y profética, pedagoga y escritora de “la madre de los indígenas y pionera de un gran movimiento misionero en América Latina”, acentuando que con su modelo de evangelización “abrió caminos a la mujer en la tarea misionera en la Iglesia e hizo historia por su metodología adaptada a la realidad y cultura de los indígenas”.
Laura Montoya (1874 – 1949) nació en el municipio antioqueño de Jericó y falleció en Medellín. Inició su obra evangelizadora en Dabeiba, con los indígenas Katíos, el 14 de mayo de 1914, junto a un grupo de “mujeres intrépidas, valientes, e inflamadas en el amor de Dios”. Fue canonizada por el papa Francisco en Roma el 12 de mayo de 2013.