Los colegios católicos de Haití cierran sus puertas

La crisis que azota al país desde febrero ha provocado que ni las escuelas ni las ONG y otros organismos puedan desarrollar su labor

Un grupo de jóvenes ante la Corte Superior de Justicia de Haití

“Con gran amargura, vemos que las escuelas no funcionan, también observamos que no se está haciendo nada, en términos de condiciones, para garantizar el funcionamiento de las mismas”. Con estas palabras, recogidas por TeleSur TV, anunciaba Firto Régis, miembro de la Confederación de Religiosos de Haití, que los colegios católicos del país cerrarán sus puertas hasta que la crisis sociopolítica que azota al país desde febrero sea resuelta.

Régis explicó además que algunos profesores planeaban continuar con las clases para cumplir con el plan de estudios. Sin embargo, la situación del sistema educativo se ha visto empeorada en los meses de septiembre y octubre, lo que impide a los colegios “hacer proyecciones” sobre cuándo retomarán su actividad.

“Hacemos un llamamiento en nombre de los padres que, con gran sacrificio, quieren que sus hijos vayan a la escuela, lanzamos un grito en nombre de la sociedad que está pagando las cuentas”, subrayó el sacerdote. Y es que, por el momento, miles de católicos haitianos se han manifestado a las puertas de las principales iglesias de Puerto Príncipe para denunciar la gestión del presidente Jovenel Moïse, convocados por la propia Conferencia Episcopal a una marcha silenciosa.

Una crisis que llega a todos los ámbitos

Del mismo modo, los obispos haitianos han apelado a la conciencia de los ciudadanos y a la del propio presidente, para que actúen conforme a la gravedad de la situación y asuman “una sabia decisión por el bien de Haití”. En el documento que anima a los católicos a la protesta, la Conferencia Episcopal habla de una “crisis humanitaria sin precedentes”, que es el resultado de “una crisis mucho más profunda, que afecta los fundamentos mismos de nuestra convivencia en su dimensión política, económica, social y religiosa” y es, además, el “fracaso total de nuestras instituciones republicanas”.

Al igual que ha ocurrido con las escuelas, los obispos han informado que “debido a la insensibilidad e indiferencia de los diversos actores políticos hacia el futuro del país, debido al clima general de inseguridad, nos vemos obligados a mantener cerradas las puertas de nuestras instituciones, hasta que se encuentre una salida a esta crisis”.

La situación que atraviesa Haití comenzó por un problema del suministro de combustible, que provocó las primeras protestas. Si bien esto ya está superado, los haitianos han continuado manifestándose contra el gobierno, acusándolo de corrupción, y por la falta de servicios en el país y el elevado coste de la vida. Ante esta situación, tanto las ONG como los distintos organismos católicos no pueden llevar a cabo sus servicios ya que han sido saqueados y la violencia que han desencadenado algunas de las manifestaciones impide que puedan desarrollar su trabajo.

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