“La experiencia demuestra que la cárcel, con la ayuda de todos los que trabajan en ella, puede transformarse verdaderamente en un lugar de redención, de resurrección y de cambio de vida” (Papa Francisco). Con este espíritu, en actitud de escucha y teniendo en cuenta el llamado a la santidad, los participantes del Encuentro Nacional de Pastoral Carcelaria, realizado en Mar del Plata, tuvieron la oportunidad de compartir vivencias y aprendizajes, a través del diálogo, la fraternidad y los momentos de oración.
Vida Nueva conversó con la responsable del secretariado de la pastoral carcelaria argentina, Patricia Alonso.
PREGUNTA.- ¿Cómo fue el encuentro nacional de pastoral carcelaria?
RESPUESTA.- Estos encuentros siempre son de una gran riqueza, no solamente por las charlas, paneles, sino que el intercambio es lo más importante. Se comparten las distintas realidades carcelarias según el lugar, y el modo en que prestan el servicio a esta pastoral. Muchas veces sirven de disparadores para que otros implementen algo de lo que se comparte.
P.- ¿Cuáles fueron las conclusiones del mismo?
R.- Básicamente tres conclusiones:
– Las parroquias deben asumir el acompañamiento hacia las familias y también hacia los propios internos cuando salen de la cárcel, ya que cada uno pertenece a una comunidad.
– Continuar con las mesas de diálogos, donde los actores involucrados, presentan reflexiones y metas de trabajo.
– Concientizar y ver los modos de canalizar la consigna “los presos son de todos”.
P.- ¿Qué novedad puede distinguir en estos años de trabajo pastoral en las cárceles?
R.- En los últimos años, se ha difundido más la actividad de la pastoral: se incrementaron las visitas a diferentes cárceles. La organización de la pastoral en las diócesis, fue otro punto. Los mensajes y los gestos concretos del Papa Francisco sobre este tema fueron un gran impulso para todos los que venimos trabajando en este servicio.
P.- ¿Cuáles son las necesidades más urgentes que tiene la pastoral?
R.- Es fundamental que quien estuvo preso tenga un lugar para vivir, alguien que le ofrezca trabajo y una comunidad que lo espere y reciba.
En el tiempo que una persona está detenida que tenga mejores condiciones de vida, que va desde la alimentación, salud , educación en los diferentes niveles y con continuidad.
P.- ¿Cuáles cree Ud. que son las prioridades a la hora de encarar nuevos desafíos?
R.- Para encarar nuevos desafíos hay que tener siempre presente que a quien vamos a visitar es a Jesús preso (Mt.25,36), y desde ahí buscar nuevos caminos: trabajar con profesionales y diferentes organismos de la sociedad pensando en el bien del preso; armar más equipos de pastoral carcelaria en diferentes parroquias: contagiar a más sacerdotes a que se sumen a los equipos de pastoral y que no “se corten solos”.