“Es un homenaje a todas las víctimas del odio”. Con estas palabras ha terminado el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, su comparecencia pasadas las tres de la tarde al concluirse la ceremonia de exhumación e inhumación de Francisco Franco. Los restos del dictador yacen ya en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio.
“Concluye un largo proceso que ha contado con el pronunciamiento de los tres poderes del Estado”, ha recordado Sánchez durante su alocución. El presidente ha indicado que la decisión de exhumar al dictador viene dada por el Congreso de los Diputados, la voluntad del Gobierno y el plácet del Tribunal Supremo. “Así funciona un Estado social y democrático de Derecho como es el de España”, ha aseverado.
El presidente ha insistido en que la presencia de un dictador en el Valle de los Caídos era una “anomalía en una democracia como la española”. Y ha continuado: “Nos costó mucho deshacernos de un régimen represor y casi nos ha llevado el mismo tiempo apartar los restos del artífice”. Sin embargo, hoy “nuestra democracia se prestigia ante los ojos del mundo”, ha dicho con orgullo el candidato socialista a las elecciones generales del 10 de noviembre.
“Tributo a las generaciones pasadas”
Sánchez ha recalcado que “la España actual es fruto del perdón, pero no puede ser producto del olvido. Donde había uniformidad e imposición hoy hay diversidad cultural y territorial. Donde había machismo y homofobia, hoy hay feminismo y tolerancia”. Asimismo, ha señalado que “la generación de nuestros abuelos se enfrentó a una contienda feroz, la de nuestros padres se reconcilió, hoy rendimos un tributo a todas las generaciones pasadas”.
Sobre la reapertura del Valle de los Caídos, el líder socialista ha explicado que cuando reabra, quienes lo visiten “se van a encontrar con un lugar distinto: desde hoy, quienes yacen son víctimas. Solo víctimas”. “España cumple consigo misma”, ha añadido. Y es que “el homenaje público al dictador era más que un anacronismo y una anomalía; un agravio”, ha subrayado.