Cada viernes Vida Nueva te acerca sus recomendaciones en pantalla grande (o no tanto)
Estamos en 2003, el año de la foto del ‘trío de las Azores’. Mientras Estados Unidos y Gran Bretaña maniobran para invadir Irak, la traductora del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno Británico filtra a la prensa un ’email’ clasificado en el que se insta a espiar a miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con el fin de forzar una resolución favorable para ir a la guerra.
Acusada por la Fiscalía de la Corona de violar la Ley de Secretos Oficiales, Katharine Gun y sus abogados lucharán por lo que cree y defenderán sus acciones frente a múltiples amenazas, arriesgando incluso su vida, su libertad y su matrimonio.
El sudafricano Gavin Hood, basándose en el libro de Marcia y Thomas Mitchell ‘The spy who tried to stop a war’ (El espía que intentó detener una guerra), construye un ‘thriller’ sobre esta subtrama poco conocida del conflicto iraquí, en la que se mezclan política y espionaje con sus consabidas ramificaciones periodísticas y judiciales.
Un reparto de altura, encabezado por Keira Knightley, da vida a esta historia sobre el valor de los ideales, la defensa de la ley y el precio de la verdad. Un episodio del pasado reciente que todavía hoy sigue dando que hablar… y pensar.
Un chico huraño y desarraigado, interno en un centro de menores, deberá aprender a cuidar de un perro tan abandonado y esquivo como él para así aprender a cuidar de sí mismo. La terapia le permitirá establecer tal vínculo afectivo con el animal que, cuando este es adoptado, decide escaparse en su busca.
Dos hermanos, una abuela moribunda, una autocaravana en venta y un perro de tres patas. Es todo cuanto precisa Daniel Sánchez Arévalo para emprender un viaje por tierras cántabras del que quedaremos prendados de principio a fin. Por su carga de humanidad y por la sencillez de un guión que atrapa al espectador sin apenas darse cuenta.
El director de ‘AzulOscuroCasiNegro’ recupera el estado de ánimo y el pulso narrativo de aquella ópera primera, para regalarnos una ‘road movie’ familiar que brindará también a la pareja protagonista la ocasión de recorrer juntos su caótica geografía interior. Una historia de relaciones fraternas que es toda una lección vital.
Tras su paso por San Sebastián y su estreno en salas, Netflix ofrece la posibilidad de descubrir una película capaz de conmover a cuantos reconocen los ladridos y mordiscos de la vida y se afanan por sobreponerse a ellos.
En la cima de su carrera musical, el dueto vocal formado por Rory Feek y su esposa Joey se tomaron un año sabático ante la inminente venida al mundo de su primer hijo en común. Un nacimiento que inauguraría la “gran historia” que Dios les tenía reservada.
Solo así puede entenderse –y asumirse– cuanto les sucedería en los dos años siguientes, una montaña rusa de pequeños y grandes momentos que él grabó con su cámara, y que han hecho posible este emotivo documental familiar. Porque, apenas tres meses después, lo que “parecía perfecto” amenaza ruina a la vuelta de un chequeo médico.
Sin embargo, como ya ocurriera en otras situaciones de preocupación o temor vividas antes, la pareja invocó a Dios para dejarse abrazar por Él. Una fe incondicional que les prepararía para ir extirpando casi todo lo malo que se fueron encontrando a su paso y regenerar día a día la esperanza.
No es el camino que ambos hubieran deseado transitar, pero fue el que se presentó ante ellos y decidieron “tener algo para olvidar que nada que recordar”. Pese a su evidente factura de telefilme, aquí tenemos toda una lección para quienes tratamos de vivir cada día como si fuera el último… y seguimos sin lograrlo.