Vaticano

Católicos, musulmanes y judíos firman una declaración conjunta en rechazo a la eutanasia “sin excepción”

  • Las tres grandes religiones monoteístas piden también promover los cuidados paliativos
  • “La eutanasia y el suicidio asistido son moral y religiosamente equivocadas”, reconocen





Católicos, musulmanes y judíos, unidos ante el final de la vida. Las tres religiones monoteístas abrahámicas han firmado hoy en el Vaticano una declaración conjunta para rechazar la eutanasia y el suicidio asistido “sin excepción”. Del mismo modo, llaman a promover los cuidados paliativos.



Persiguen tres objetivos: presentar su posición “con respecto a los valores y las prácticas relevantes para el enfermo terminal, en beneficio de los pacientes, las familias, el personal sanitario y los responsables políticos que se adhieren a una de estas religiones”; “mejorar la capacidad de los profesionales de la salud para comprender, respetar, guiar, ayudar y consolar mejor al paciente creyente y a su familia al final de la vida; y “promover una comprensión recíproca y sinergias de los diferentes enfoques entre las tradiciones religiosas monoteístas y la ética laica con respecto a las creencias, valores y prácticas relevantes para el paciente en fase terminal”.

Las tres confesiones comparten que “la eutanasia y el suicidio asistido por un médico son intrínsecamente y por lo tanto moral y religiosamente equivocadas y deberían prohibirse sin excepción”, explican. Y añaden: “Cualquier presión y acción sobre los pacientes para inducirles a que pongan fin a sus vidas es categóricamente rechazada”.

Objeción de conciencia

El texto señala que “ningún agente sanitario debería ser coaccionado o presionado para ayudar directa o indirectamente a la muerte deliberada e intencional de un paciente mediante el suicidio asistido o cualquier forma de eutanasia, especialmente cuando esa praxis va en contra de sus creencias religiosas”. “Se ha aceptado favorablemente, a lo largo de los años, que debe ser respetada la objeción de conciencia a actos que entren en conflicto con los valores éticos de una persona –continúan–. Esto también sigue siendo válido incluso si tales actos han sido declarados legales a nivel local, o por ciertos grupos de ciudadanos”. Porque “las creencias personales sobre la vida y la muerte ciertamente caen dentro de la categoría de objeción de conciencia que debería ser respetada universalmente”.

Las religiones coinciden en alentar y apoyar los cuidados paliativos “de calidad y profesionales en todas partes y para todos. Aun cuando alejar la muerte parezca un peso razonablemente insoportable, tenemos el deber moral y religioso de proporcionar consuelo, alivio del dolor, compañía y asistencia espiritual al paciente y a su familia”. “Nos comprometemos a sensibilizar a la opinión pública sobre los cuidados paliativos mediante la formación apropiada y el suministro de recursos sobre los tratamientos para los que sufren y los moribundos”, aseveran.

Asimismo, muestran su apoyo a “las leyes y políticas públicas que protejan los derechos y la dignidad del paciente, con el fin de evitar la eutanasia y promover los cuidados paliativos”. Y hacen un llamamiento a los políticos y a los profesionales de la salud para que “se familiaricen con esta amplia perspectiva y con la enseñanza de las religiones abrahámicas a fin de proporcionar la mejor asistencia a los pacientes moribundos y a sus familias que se adhieren a las normas religiosas y a las indicaciones de sus respectivas tradiciones religiosas”.

Involucrar a las comunidades

En otro de los puntos, las confesiones mantienen que, “como sociedad, debemos comprometernos para que el deseo de los pacientes de no ser una carga no los tiente a elegir la muerte en lugar de recibir la atención y el apoyo que les permita vivir el tiempo que les queda con comodidad y tranquilidad”.

Por otro lado, se comprometen a “utilizar los conocimientos e investigaciones para dar forma a políticas que promuevan el cuidado y el bienestar relacional y emocional, físico y espiritual, proporcionando la máxima información y atención a quienes se enfrentan a enfermedades graves y a la muerte”. Del mismo modo, involucrarán a sus comunidades “en los temas de bioética relacionados con el paciente en fase terminal, así como a familiarizarles con técnicas de acompañamiento compasivo para aquellos que sufren y mueren”.

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