Florentino Pérez es un sacerdote zamorano conocido en Instagram como @ancalcura, red social en la que cuenta con más de 500 seguidores, un número elevado si se compara con la cantidad de personas que puede haber en la iglesia en cualquiera de las misas que oficia, pero bajo si se hace con el número de amigos que tiene en Facebook, donde ha alcanzado los 3.800.
Su popularidad se deja entrever en su descripción en la ‘biografía’ de esta misma red: “An cal’cura” es la expresión popular muy arraigada en muchos pueblos que quiere decir “a casa del cura. ¿Tú comerías con un cura? ¿De qué hablarías?”. Y es que, siguiendo el ejemplo del popular programa de televisión ‘Mi casa es la tuya’, cena con una persona de interés social para que sepa lo que es “comer como un cura”, y lo retransmite, cada jueves, en directo.
“Quería mostrar una imagen de normalidad de un cura, visualizar que mi casa está abierta a todos y que hay una apertura al mundo que nos rodea para escuchar y dialogar“, ha asegurado Pérez en una entrevista con EFE, ya que este formato conjuga dos de sus aficiones: “la cocina y la charla de sobremesa en torno a un buen plato”.
No excluir a nadie
La idea nació con el inicio del curso escolar, pero ponerla en marcha no ha sido sencillo, ya que en Sayago, la zona rural de Zamora en la que se encuentra, la conexión a internet es bastante deficiente. Sin embargo, le ha bastado la cámara de su móvil para hablar ya con personas de distintos ámbitos: desde una maestra hasta una periodista, un empresario y el vicepresidente de Cruz Roja en Zamora.
Además, ha señalado que le gustaría tener como invitado a “creadores zamoranos como el escultor Ricardo Flecha, el escritor Juan Manuel de Prada o el compositor David Rivas o a sus compañeros del grupo de teatro aficionado La Tijera”, así como a “cargos públicos de distinto espectro político como el presidente de la Diputación de Zamora, Francisco Requejo (Cs) o el alcalde de Zamora, Francisco Guarido (IU)”.
Estas cenas retransmitidas “no son para hablar de religión sino para conocer a personas de muy distintos ámbitos, lo que constituye una manera de decir lo que Dios es, que acoge y sale al encuentro sin excluir a nadie”, pero también una forma de que la Iglesia escuche y dialogue con el mundo “con mucha creatividad”.
