“Hay unos 1.000 millones de niños en el mundo que sufren diversas formas de violencia. El Consejo de Europa lleva años diciendo que uno de cada cinco niños y jóvenes sufre violencia sexual en el continente. ¿Se lee algo al respecto? ¿Alguien presiona a favor de ellos? ¿Dónde están las protestas, manifestaciones y los políticos contra esto?”
El jesuita alemán Hans Zollner, presidente del Centro para la Protección de la Infancia de la Pontificia Universidad Gregoriana, dejó flotando en el aire estas preguntas retóricas durante la presentación en la embajada de España ante la Santa Sede del libro ‘Romper el silencio: diez rostros, diez voces’ (Edelvives), en el que los Hermanos Maristas ofrecen una decena de testimonios de personas que, desde diferentes ámbitos, describen su labor en la protección de los menores frente a los abusos.
En el acto, celebrado en la noche del martes, también participó el arzobispo franciscano español José Rodríguez Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, que consideró la publicación de este libro una muestra más de que “la Iglesia y en concreto los maristas no son insensibles a esta plaga”. A su juicio, la comunidad eclesiástica ha tomado ya “conciencia sobre la gravedad del tema” gracias en buena parte a la “claridad del Papa” a la hora de afrontarlo.
Carballo deseó que el resto de la sociedad abra igualmente los ojos ante este problema, que va más allá del ámbito eclesial “y entra en las familias y en muchos terrenos profesionales”. Del volumen, editado en castellano, catalán y francés, celebró su insistencia en la formación. “Ahí está la clave no para solucionar el problema, porque es de tal magnitud que dudo mucho de que los solucionemos, pero al menos para reducirlo al mínimo”, dijo.
Para el ‘número dos’ del ‘ministerio’ vaticano dedicado a los consagrados, hay tres verbos que “debemos conjugar” a la hora afrontar esta lacra: “acoger, acompañar y reconstruir”. También insistió en la importancia de saber escuchar. “La Iglesia tiene que ser en este caso escuela de escucha. Ninguna víctima debería salir con la impresión justificada o no de que la Iglesia mira para otro lado. Se ha terminado el tiempo de mirar para otro lado, porque si Dios escucha el grito de los pobres, quién es más pobre que un niño o un adulto vulnerable”.
La escucha, no obstante, no siempre resulta fácil y tiene consecuencias para quien la practica, reconoció Zollner. “Tenemos miedo de escuchar. No es fácil cuando sale la rabia, las lágrimas y la depresión”. Pese a ello, no queda otro camino, explicó el experto, abogando incluso porque algunas congregaciones religiosas tengan un “apostolado sobre la escucha”, que es “lo que más le falta a la sociedad”. Invitó a hacerles ver a las víctimas que “yo estoy aquí para ti, te acompaño, no miro al móvil y, en este momento, eres la persona más importante”.
En la presentación en Roma de ‘Romper el silencio: diez rostros, diez voces’ participaron los coautores del libro, Imma Amadeo y Jordi Martínez, encargados de “coser el testimonio” de las 10 personas que aparecen en el volumen, según explicaron. Pese a los problemas que han sufrido los maristas por algunos casos de abusos, Martínez destacó cómo hay también “mucha gente que trabaja para tratar de afrontar esa realidad” dentro de la congregación.
“Podíamos aportar una puerta abierta hacia el futuro. De un pasado duro y complicado sale un camino para buscar soluciones”, dijo. Amadeo señaló por su parte la importancia de “poner al niño en el centro” y de volcarse en la formación.