Ángeles Conde, redactora jefe de Rome Reports, ha sido galardonada en la mañana de este 30 de octubre con el Premio Lolo de Periodismo Joven, concedido por la Unión Católica de Informadores y Periodistas de España (UCIP-E). Es la undécima edición de un premio que se entrega en homenaje a Manuel Lozano Garrido, ‘Lolo’, y que han recibido dos miembros de la familia Vida Nueva: María Gómez y José Beltrán.
En conversación con esta revista, Conde reivindica la importancia de la profesión a la hora de construir sociedad: “Creo firmemente que somos necesarios. Y, porque somos necesarios, los periodistas tenemos que ser responsables”.
Ante todo, testigos
Un reto que, si cabe, compromete de un modo especial a los católicos: “Nosotros tenemos que ser testigos, en el sentido bíblico y literal de la palabra. Sobre todo en épocas de crispación, cuando tenemos que trabajar por la verdad y en la verdad”. “Que te lean o escuchen –recalca–, aunque sean solo dos personas, es un gran poder y, por tanto, conlleva una gran responsabilidad”.
A la hora de hacer frente a temas sin duda dolorosos, la periodista apuesta por no rehuir nunca la mirada: “La Iglesia es maravillosa y está llena de personas que la hacen maravillosa. Lo que no quita para que tenga y haya tenido sus defectos. Sí, ha cometido pecados y tenemos que hablar de ella también con la verdad”.
La llamada del Papa a su tío sacerdote
Estos años en Roma le han dado, entre otras cosas, para contactar personalmente con el papa Francisco; una relación de la que salió esta bonita anécdota: “El Papa llamó por teléfono a mi tío, que es sacerdote en la Diócesis de Toledo. Fue el mismo día en el que volvíamos con él de su viaje a Abu Dhabi. Lo llamó a la residencia donde vive y, como mi tío estaba en el jardín rezando el rosario, no se lo cogió. Las monjas de la residencia alucinaban, pues el Papa volvió a llamar al viernes siguiente… Venía de firmar el ‘Documento sobre la Fraternidad Humana, y se detuvo a llamar a un sacerdote de 82 años. Nos ha tocado con su ternura. El Papa ha tocado con su misericordia, su ternura y su cariñoterapia a mi familia”.
Sobre las historias que centran buena parte de su actividad como periodista y concentran de un modo especial su vocación, personal y profesional, Conde lo tiene claro: “Los cristianos perseguidos y los refugiados son para mí el Evangelio hecho carne”.