“Educar para la paz requiere dar alivio y respuesta a aquellos que, desafortunadamente, los conflictos y las guerras condenan a muerte u obligan a abandonar a sus seres queridos, sus hogares y sus países de origen”. Así comenzaba su discurso el papa Francisco a los participantes en el Día de Estudio sobre ‘Educación, derechos humanos, paz. Los instrumentos de acción internacional y el papel de las religiones’, que tiene lugar en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma a modo de preparación para el evento ‘Reconstruyendo el pacto educativo global’, que se celebrará el 14 de mayo de 2020.
Y es que Francisco ha acudido a esta universidad durante la tarde de hoy, 31 de octubre, con motivo de la inauguración de la exposición ‘Caligrafía para el diálogo: promoción de la cultura de paz a través de la cultura y el arte’, del artista Othman Alkhuzaiem, y que se ha titulado en memoria del cardenal Jean-Louis Tauran, ex presidente del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso.
“No podemos permanecer indiferentes, limitándonos a invocar la paz”, ha apostillado el Papa, ya que “todos, educadores y estudiantes, están llamados a construir y proteger la paz todos los días”. Esta responsabilidad hacia las nuevas generaciones requiere, sobre todo, “un compromiso para formarlas y escucharlas para responder a los desafíos de nuestros tiempos, sin negar el valor inmutable de la verdad, pero con un lenguaje comprensible y actual”.
El valor del diálogo
Asimismo, Francisco ha destacado que “no es suficiente ser crítico con el pasado o con el presente”, sino que “es necesario mostrar creatividad y propuestas para el futuro, ayudando a cada persona a convertirse en protagonista y no solo en espectador”.
Por todo ello, el Papa ha hecho hincapié en “cuán necesario es que un amplio pacto educativo sea capaz de transmitir no solo el conocimiento de los contenidos técnicos, sino también, y sobre todo, la sabiduría humana y espiritual, compuesta de justicia, rectitud, comportamiento virtuoso y capaz de realizarse en la práctica”.
En cuanto a aquellos que “están llamados a educar a la luz de su religión o sus creencias”, Francisco ha señalado que es necesario que, en lugar de “limitarse a dar instrucciones”, su compromiso se convierta “en una forma de dar testimonio y ayudar a otros a encontrar el camino”. “Muchas veces nosotros también, mujeres y hombres de fe, nos limitamos a dar indicaciones en lugar de transmitir la experiencia de valores y virtudes”, ha explicado, “y así, ante los conflictos y la necesidad de construir la paz, no nos damos cuenta de que nuestro mensaje es probable que sea abstracto y no se escuche”.
Finalmente, Francisco ha resaltado el valor del diálogo para “prevenir y resolver conflictos”, así como medio para “resaltar los valores y virtudes que Dios ha escrito en el corazón de cada hombre y que ha evidenciado en el orden de la creación”. Y así, ha recordado el trabajo del cardenal Jean-Louis Tauran en el diálogo interreligioso, destacando que fue capaz de no limitarse “a reafirmar los puntos que ya están en común, sino a buscar y construir otros nuevos”.