Bajo el título “Construcciones colectivas en torno a la explotación sexual”, organizaciones eclesiales entre las que están el Secretariado Nacional de Pastoral Social Cáritas Colombia, las religiosas Adoratrices y la red CLAMOR- capítulo nacional, han celebrado un 1° foro nacional, en la sede de la Pontificia Universidad Javeriana, en Bogotá, para hacer un profundo análisis sobre este grave flagelo de la prostitución y trata de personas, producto de las grandes olas migratorias venidas de la vecina Venezuela, que según cifras de las autoridades van más de 1.500.000 extranjeros en el país en lo corrido de 2019.
María Graciela Martinez, organizadora del foro y religiosa adoratriz, ha dicho a Vida Nueva que el objetivo de esta actividad fue aportar elementos reflexivos a esta problemática y crear las sinergias institucionales necesarias entre las organizaciones eclesiales para hacer un abordaje integral, por ello agradece a Cáritas Colombia, a la Universidad Javeriana y la red Clamor por todo el esfuerzo hecho para compartir sus experiencias.
Durante la apertura, Enán Humánez, subdirector de Cáritas Colombia, ha destacado que “este foro es continuidad de los dos escenarios a nivel regional y nacional”, los cuales se han visto reflejados, por una parte, en el fortalecimiento de la red CLAMOR de América Latina como construcción colectiva en torno a la migración, trata y refugio.
Por otro lado –en referencia a un segundo escenario– en el capítulo nacional de Clamor las sinergias institucionales han sido muy fructíferas, en este sentido, agradeció a “las hermanas Adoratrices, quienes desde el proyecto protección a la movilidad humana han venido brindando los marcos de comprensión y actuación en el abordaje de estas tristes realidades”.
“La explotación que se expresa en la trata de personas, en palabras del Papa Francisco, es una llaga en el cuerpo de la humanidad contemporánea”, ha mencionado el sacerdote.
Determinar cifras exactas sobre casos de trata de personas resulta sumamente complicado: “es muy difícil”, admite María Victoria Tenjo, coordinadora de programas sociales de las religiosas adoratrices en Colombia, porque “nosotros lo vemos más en territorio, en zonas de alto impacto donde las mujeres están sometidas a la prostitución”.
“Allí no pueden siquiera salir de esos establecimientos, sectores o cuadrantes, nos damos cuenta entonces que existe trata de personas, pero no podemos registrar explícitamente las denuncias, porque al igual que ellas, estamos siendo vigiladas y esto pudiera acarrear riesgos a nuestra integridad física”, expresa.
En los departamentos colombianos donde han podido identificar mayores casos de trata son los fronterizos como Cúcuta al oriente del país e Ipiales al sur. Además en las grandes ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Cartagena, las cifras se han disparado dramáticamente, especialmente de mujeres venezolanas, “por ejemplo acá en Bogotá nuestras mismas gestoras de territorio se impresionan al ver la gran cantidad de venezolanas ejerciendo la prostitución en condiciones de alta vulnerabilidad”, ha agregado la religiosa.