“Será en la familia, en los centros educativos y en el trabajo donde se cuajará el futuro del país. Todo lo demás debe girar en torno a estos tres polos esenciales de lo propiamente humano. Solo así terminaremos con nuestros saqueadores”, afirma Fernando Chomalí, arzobispo de Concepción, en el centro sur de Chile, en una reflexión publicada hoy en el diario “El Mercurio”.
Con el título de “Nuestros saqueadores”, Chomalí se refiere a quienes produjeron los incendios, saqueos y robos durante los primeros días de la explosión social en Chile, hace dos semanas. A las masivas marchas callejeras autoconvocadas en todas las regiones del país, se sumaron grupos organizados que provocaron destrozos en la red de Metro, en Santiago; incendios en supermercados, comercios y bancos seleccionados; daños en el mobiliario urbano en varias ciudades; y enfrentamientos con militares y policías.
Hasta ahora se reportan 23 muertos, algunos de ellos por acción de militares; 25 denuncias por maltrato o vejaciones de policías; más de 2 mil detenidos; casi 200 heridos, 24 de ellos con graves daños en los ojos provocados por acción de la policía.
Las manifestaciones callejeras han continuado, incluso después que el presidente Sebastián Piñera ofreció una Agenda Social y cambió a 8 de sus ministros. El viernes 18, tuvo lugar la más multitudinaria concentración en Santiago con más de 1,2 millones de personas que, con las que se reunían a la misma hora en muchas ciudades del país, llevan esa cifra a más de 3 millones de manifestantes. Desde ese día, las marchas diarias se han mantenido, incluso ayer, día de difuntos, cuando mujeres de luto por los muertos en estas manifestaciones llegaron hasta el Palacio de La Moneda.
El arzobispo Chomalí señala que “quienes saquearon los supermercados en estos días son parte de nuestra sociedad: estudiaron en las escuelas y colegios y, algunos de ellos —muy endeudados—, en las universidades que las políticas públicas generaron. Lo más probable es que sus abuelos (en muchos casos, pilares de sus familias) estén esperando hace años una cirujía y muchos murieron en el intertanto”.
Continúa diciendo que ellos “sienten que no le deben nada a Chile, salvo penurias y humillaciones. Los dejamos solos por años. Eso nos debiese avergonzar”, y describe cómo, esta sociedad centrada en el dinero y en el consumo, ha dañado a la familia exponiendo a los jóvenes al narcotráfico y a los delitos.
“A los niños y a los jóvenes les hemos saqueado sus sueños, afirma el arzobispo. ¿Qué habrán pensado cuando vieron un desfile de “personas importantes”, que estaban para velar por el bien común, cuidar a los chilenos, proteger las fronteras, administrar justicia, hablar de Dios, producir trabajo, legislar en favor de la comunidad, generar cultura, en los tribunales?”, refiriéndose a los diversos acusados por fraudes, abusos y otros delitos.
En una sociedad con enorme desigualdad social, “la ostentación, en medio de tanta inequidad, que se ve en algunas partes, es ofensiva e hiriente, parte el alma de la sociedad y se enquista en muchos como odio, rabia e impotencia”, asegura Chomalí.
“No seamos hipócritas, acusa, nosotros engendramos a los saqueadores, son de los nuestros, y tomará mucho tiempo revertir la situación. Asumir nuestra propia culpa en el ámbito que nos corresponda, pedir perdón y reparar el mal causado es lo primero, así como volver a hablar de virtud, de austeridad y de sencillez”.
Concluye: “No nos engañemos, no será el Ministerio Público, las policías ni los militares los que van a terminar con los saqueos. Será un corazón inteligente y generoso de quienes tienen responsabilidades en la promoción de políticas públicas que logren más vida familiar para que los padres puedan educar a sus hijos, y mejores políticas educacionales para que los profesores puedan enseñar. Para ello, darles el sitial que corresponde a la familia y a los profesores es fundamental”.
“Por otro lado, urge generar trabajos adecuados y justamente remunerados. Allí, a los empresarios, grandes y chicos, les cabe una gran responsabilidad. Será en la familia, en los centros educativos y en el trabajo donde se cuajará el futuro del país. Todo lo demás debe girar en torno a estos tres polos esenciales de lo propiamente humano. Solo así terminaremos con nuestros saqueadores”, concluye el arzobispo de Concepción en su reflexión publicada en el diario de mayor circulación nacional.