El profesor emérito en la Universidad Complutense de Madrid Luis Fernando Vílchez, que además es psicólogo educativo y clínico, doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, vuelve al mercado editorial con un reflexión “necesaria”. ‘En defensa del maestro’ (PPC, 2019) es su nuevo libro, en él ofrece un recorrido por el contexto actual en el que se desarrolla la acción educativa actual, tanto en las etapas iniciales hasta la educación superior. Una reflexión que tiene, se lee en el libro, “la finalidad de defender a los profesores y dar legitimidad, autoridad y solidez a la tarea del maestro”.
Tras su presentación en la Universidad Pontifica Comillas, el autor señala a Vida Nueva algunas de las claves que recorren su propuesta en esta obra.
Reivindicación imprescindible
PREGUNTA- ¿Por qué es necesaria, hoy en día, una defensa del maestro?
RESPUESTA- Hoy es necesaria, incluso urgente, la defensa del maestro. Hablo del maestro como tarea, como misión educativa, como vocación, no de “los maestros y profesores” en el sentido de un gremio o colectivo que se sintiera agraviado y hubiera que salir en su defensa frente a ataques o algo parecido. Esta es una reivindicación de la importante labor que llevan cabo, absolutamente fundamental para la sociedad.
Las razones para esta reivindicación son, a mi modo de ver las siguientes:
- No se conoce bien, menos aún a fondo, lo que hacen en el día a día de sus aulas, más allá de suponer que “enseñan” e instruyen, pero no cómo se hace eso, cómo se lleva a cabo.
- No se reconoce suficientemente su tarea, no se la pone en valor, con ser tan fundamental.
- No se les tiene en cuenta a la hora de decisiones, leyes, planes de estudios, etc., no se les interroga, no se habla con ellos, salvo casos excepcionales y solo a determinadas personas, consideradas “expertas”.
- Hay estereotipos respecto a su labor, como cuando se acude al tópico de que “trabajan pocas horas y tienen muchas vacaciones”.
- Son muchas veces los chivos expiatorios, a quienes se responsabiliza de actuaciones que no tienen que ver con ellos, sino con la familia, o que dependen de factores sociales.
- No siempre los padres los apoyan. En ocasiones van más a pedir cuentas de lo que han decidido sobre un hijo que a informarse bien y reforzar las decisiones y autoridad del docente.
- Un peligro actual es pensar, más o menos explícitamente, que con las nuevas tecnologías los niños podrían aprender poco menos que solos, quedando el papel del profesor en un lugar secundario y olvidando que la educación es un proceso comunicativo persona a persona. Las tecnologías, muy buenas para la enseñanza, son un medio, no un fin.
Mediador de aprendizaje
P.- ¿Hay que defenderlo incluso de algunos proyectos de innovación educativa?
R.- No es que determinados proyectos de innovación educativa vayan “contra” el maestro, pero parecería en algunos casos que tales proyectos pueden funcionar ‘per se’, sin el maestro como imprescindible mediador y activador del proceso de aprender por parte del alumno.
P.- El subtítulo del libro es rotundo: “Apología razonada y bien argumentada del profesor como piedra fundamental de la educación”. ¿Quién duda de este papel del docente?
R.- Seguramente nadie, o muy pocos dudarían de que el profesor es piedra fundamental de la educación, si se les pregunta por ello. Pero una cosa es atribuirle teóricamente ese papel y otra muy distinta hacer ese pronunciamiento efectivo en el día a día educativo. ¿De qué sirve atribuirle ese papel si no se le dan los medios, si no se le proporciona formación permanente, si no se cree de verdad en él, si no se cuenta de facto con él en todo lo que concierne a su tarea?
“Los maestros nos pertenecen a todos”
P.- El libro va desde la guardería hasta las aulas universitarias, ¿qué matices encontramos en las distintas etapas al apoyo dela tarea educativa?
R.- El apoyo a la tarea educativa o formativa debe darse en todas las etapas. En las primeras etapas de una forma intensa, constante, cercana, con medios, recursos, formación, etc. Y en etapas como en la Universidad, preparando muy bien a los futuros docentes, dedicando ayudas a la investigación, a la mejora docente, etc.
P.- El maestro de hoy necesita legitimidad, autoridad y solidez, ¿quiénes son más reacios a entenderlo: la familia, las Administraciones…?
R.- Hay necesidad de que todos, familias, administraciones públicas, los propios centros con sus directivos y responsables últimos, los medios de comunicación y la génesis de un clima de apoyo y buena imagen sobre el maestro en la sociedad sería lo adecuado.
La educación es cosa de todos. Los maestros nos pertenecen a todos. Seamos agradecidos al maestro, mostrémosle respeto, amor, reforcemos su autoridad ante los hijos. Nos va mucho en ello a toda la sociedad.