La cuestión catalana ocupa también las páginas de Famiglia Cristiana, semanario de referencia católica en Italia. Un editorial firmado –como es costumbre en Italia– por Andrea Riccardi pide una “mediación razonable” entre el Gobierno y los independentistas para llegar al obligado “consenso”.
El líder de la Comunidad de Sant’Egidio analiza las manifestaciones violentas que se han producido en las calles catalanas tras la sentencia del Supremo condenado a los líderes independentistas tras el referéndum frustrado del 1 de octubre de 2017. “Es el camino de la confrontación”, una vía que le “pareció natural al gobierno de Rajoy hace dos años” al rechazar la consulta, señala. Para Riccardi “no hay cultura del diálogo en la clase política española”.
El líder de San’Egidio señala que “si las posiciones se radicalizan en Cataluña, el extremismo ya se ha dado en Madrid, donde no se ha tomado el camino de la negociación para salvar la unidad de España”. “Existe el riesgo de que una parte de España, Cataluña, abandone el Reino, mientras que la monarquía no parece desempeñar un papel de mediación”, condena a la luz del caso escocés.
La dependencia electoral
Según Riccardi, la confrontación en Cataluña está también detrás de la falta de Gobierno y de la repetición de elecciones. “La campaña electoral de las próximas semanas agravará aún más las relaciones entre Madrid y Barcelona. La política del choque con Madrid ha jugado a favor del alma radical catalana”, analiza.
“La aparición de la violencia entre los independentistas es preocupante, casi como si la plaza dictara la política. En Cataluña, la independencia parece ahora indispensable”, profundiza; a la vez que lamenta que “desde una perspectiva europea, el divorcio entre Madrid y Barcelona todavía parece estar fuera de la historia” a pesar de que “por el momento no hay voluntad de diálogo”. “Todos los partidos son prisioneros del nacionalismo y de la búsqueda del consenso. La impopularidad de una mediación razonable debe ser aceptada. Quizás Europa podría ayudar en el diálogo. Pero, ¿quién tendrá el valor y la fuerza?”, concluye.