El Papa advierte que rechazar “la gratuidad de Dios” es “el pecado de todos nosotros”

El cielo puede ser para los fieles como una fiesta. Es la imagen que el papa Francisco utilizó en su homilía de la misa que presidió a primera hora de la mañana de este martes en la Casa Santa Marta, la residencia vaticana donde vive. Ante los fieles que le acompañaban, entre los que había un sacerdote de 96 años de edad que celebraba hoy los 70 años de su ordenación presbiterial, Jorge Mario Bergoglio destacó cómo en las fiestas, los invitados conocen a personas nuevas e incluso se topan con algunos que no querrían ver, pero aún así prevalece el ambiente de la alegría y la gratuidad.

“Dios nos invita siempre así, no nos hace pagar la entrada. En las verdaderas fiestas no se paga la entrada: paga el que invita”, dijo Francisco en su homilía, según informó Vatican News, el portal oficial de noticias de la Santa Sede. Pese a esta gratuidad, hay quien pone por delante sus propios intereses y opta por cerrar sus corazón.

Todos invitados

“Yo no voy, prefiero estar solo, con la gente que me gusta”, dijo el Pontífice, subrayando cómo en esa actitud prevalece “el pecado de todos nosotros” de cerrarnos, considerar que lo propio es siempre más importante y rechazar así “los dones de Dios”.

Frente a esta actitud, la reacción del Señor es clara y decidida: desea que a su fiesta vayan tanto los buenos como los que no lo son tanto. “Todos están invitados. Todos. Nadie puede decir: ‘yo soy malo, no puedo’. No. El Señor te espera en un modo especial porque eres malo”, dijo el Papa, que al final de su sermón invitó a los presentes a preguntarse cómo iban sus vidas y qué preferían. “Aceptar siempre la invitación de Dios o cerrarme en mis cosas, en mis pequeñeces. Pidamos al Señor la gracia de aceptar siempre ir a su fiesta, que es gratuita”.